domingo, 20 de marzo de 2022

Sandía - Origen y variedades

 

Sandía - Origen y variedades


Rica en agua y baja en calorías, la sandía se posiciona cada año en las primeras filas de nuestra nevera cuando empieza a apretar el calor. Conoce sus virtudes, cómo acertar en su compra y utilizarla en la cocina.

Mark Twain dijo una vez que “la sandía es el principal de los lujos de este mundo”. Y no le faltaba razón. Refrescante y con toques a hierba, este fruto primo lejano del pepino y el melón tiene su origen en el norte de África. Su consumo se remonta a los egipcios, quienes ya la conocían, extendiéndose su uso al resto de países de la cuenca mediterránea. Se trata de una de las frutas más extendidas en el mundo, doblando su producción al de los melones, y cómo no, sobre todo gracias a su alto y refrescante contenido en agua, una de las más consumidas y disfrutadas en verano.

Quienes no hayan tenido el privilegio de pasearse por un campo de sandías, deben saber que éstas provienen de una planta rastrera que no levanta más de dos palmos del suelo. El fruto de la planta, de gran tamaño, alberga las semillas rodeadas de un tejido placentario de color rojo comestible, de sabor dulce y consistencia crujiente pero tierna.


Si bien las variedades tradicionales de sandía tienen semillas de color negro en los últimos años han aparecido variedades sin pepitas. Sin embargo, si lo que se busca es sabor, aquellas con pepitas saben mejor que las que no tienen. Curiosamente, en este último caso las pepitas están sin desarrollar, de ahí que sean pequeñas, blandas y blancas. Estas variedades se empezaron a cultivar en Japón en los años treinta.

La sandía no desarrolla más sabor una vez recolectada, por lo que la mejor época para el consumo de este fruto es el verano y principios de otoño, aunque también se cultiva en invernadero con lo que puede estar disponible todo el año.


El color rojizo de la sandía se debe a que contiene licopeno.

Valor nutricional y dietético de la sandía


La sandía es una de las frutas más características del verano. Su alto contenido en agua la convierte en un refrescante tentempié que cada año hace las delicias de grandes y pequeños por esta temporada. Y es que, la sandía es la fruta que más agua contiene (alrededor de un 93%) lo que le da un valor nutricional realmente bajo de no más de 23 Kcal por 100 g y sin embargo tiene una gran capacidad saciante.

Pero los beneficios de la sandía para la salud no se reducen a su buen aporte hídrico. Su color rojizo se debe a la presencia de licopeno –lo contiene en mayor proporción que el tomate–, un carotenoide con actividad antioxidante el cual se ha estudiado por su posible efecto protector frente algunos tipos de cáncer como el de próstata, y que también ayuda a proteger el corazón.

Igualmente, esta jugosa y sabrosa fruta de verano es rica citrulina, un aminoácido que favorece la buena circulación sanguínea, lo que ayuda a reducir la presión arterial.



Por lo demás, no destaca notablemente por la presencia de ningún otro nutriente. Respecto a los hidratos de carbono, éstos están representados por pequeñas cantidades de azúcar que no sobrepasan los siete gramos por 100 gramos de sandía (lo que sería equivalente a un sobre de azúcar). En cuanto a los minerales, su contenido es igualmente bajo, aunque el potasio y el magnesio tienen cierto protagonismo, dentro de un contenido reducido en comparación con otras frutas.

Otra ventajas de comer sandía, es su aporte de vitamina A (una rodaja te aporta entorno al 10% de la cantidad diaria recomendada), positiva para mantener la salud ocular y de la piel.


La sandía en dietas alimenticias

Así pues, su escaso valor nutricional hace que desde el punto de vista dietético tampoco tenga mucho interés, a parte de ser una fruta muy baja en calorías que encaja perfectamente en las pautas alimentarias de adelgazamiento.

Debido al bajo contenido en potasio respecto a otras frutas, aquellas personas que tengan que restringir la ingesta de este mineral, como en la insuficiencia renal crónica y aguda, pueden valorar con su médico la inclusión de sandía en su alimentación. Sin embargo, las frutas, verduras y hortalizas aportan agua a nuestra alimentación y la sandía, como fruta con alto contenido en agua deberá excluirse cuando la insuficiencia renal derive en diálisis.


La sandía contienen alrededor de un 93% de agua, lo que le da un valor nutricional realmente bajo

Por otro lado, esta misma propiedad favorece a las personas sanas, que pueden valorar la sandía como una de las opciones más apetecibles a tener en cuenta en verano como fuente de hidratación. No hay que olvidar que durante las altas temperaturas el riesgo de deshidratación puede ser elevado en determinadas zonas y en determinados colectivos, como niños y ancianos, ya que pueden ver alterada la percepción de sed. Así pues, llevarse unos trozos de sandía a la playa o comerla entre horas, como postre o en la merienda durante la época estival puede complementar la pauta de hidratación recomendada.

Recientemente se ha desarrollado una nueva variedad de sandía que asegura tener beneficios sobre la diabetes, la astenia y problemas cardiovasculares. Sin embargo, estos beneficios no han sido evaluados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), quien vela por que las virtudes que se le otorgan a los alimentos se hagan en base a la evidencia científica actual, con lo que prudencia ante promesas que no han sido contrastados siguiendo los más estrictos estándares científicos.

El peso de la sandía debe ser considerable respecto a su tamaño

Consejos para comprar una buena sandía


Llevarnos una (buena) sandía a casa puede ser un ejercicio de azar que nada tenga que envidiar a echar una primitiva. Afortunadamente, en la gran mayoría de los establecimientos es posible comprarlas en trozos y, si tenemos confianza con el o la dependiente, hasta podemos probarla para asegurarnos de que no nos dan pepino por sandía.

Los signos de calidad de una buena sandía se centran en tres puntos clave:

El peso: más que basarnos en “cuánto pesa la pieza”, lo importante es que el peso sea considerable respecto al tamaño, es decir, que para el tamaño que tenga la pieza pese más de lo esperado.

El color: tonalidades amarillentas en la piel exterior, las cuales indican que el fruto está maduro. 
Cuando se compre sandías a trozos es importante asegurarse de que la pulpa tiene buen color, es brillante y no tiene trozos opacos.

El sonido: sólida resonancia cuando se golpea (ha de sonar a hueco).


Cómo conservar bien la sandía

Una vez llegados a casa con nuestra sandía, es recomendable lavar la cáscara puesto que al tratarse de una planta rastrera, el fruto crece en el suelo y puede traer pegadas tierra y otras impurezas.

La sandía es un fruto de clima cálido, por lo que el frío no le viene muy bien. Cuando la compremos entera, se puede conservar muy bien fuera de la nevera en un lugar fresco y seco, a una temperatura de 15ºC hasta dos semanas, y puede alargarse a tres si se deja a 10-7ºC. Temperaturas inferiores ablandan la carne, de ahí que sólo sea recomendable almacenarla en la parte más fría de la nevera unos pocos días, y sólo cuando se ha abierto. Para ello, hacerlo es fundamental hacerlo en contenedores herméticos para que no coja olor ni lo ceda a otros alimentos.


El sorbete de sandía es un postre ideal para el verano

La sandía en la cocina


Como fruta que es lo más habitual es consumir la sandía de postre después de las comidas. Sin embargo, la pulpa también puede confitarse (tras haberse secado previamente) y cocerse para hacer un jarabe o puré espeso, como el gazpacho de sandía.

Dado su alto contenido en agua no es una fruta que se preste a ser cocinada, pero con un poco de imaginación puede incorporarse en recetas de verano aportando un toque fresco a ensaladas o cremas frías. Aquí van algunas ideas para darle a la sandía un valor que vaya más allá que cerrar una comida:

Ensaladas: dado su sabor dulce, suave y delicado, la sandía queda muy bien con quesos tipo feta, mozzarella o de cabra. Añadiendo quinoa, arroz integral o trigo sarraceno junto a una vinagreta de menta se obtiene una rica, completa y refrescante ensalada de verano.


Zumos y batidos: desde la simpleza de triturar trozos de sandía a añadirle otras frutas, unas cucharadas de yogur griego o tomate para hacer un gazpacho diferente. Los licuados de sandía son refrescantes y encantan a grandes y pequeños.

Sorbetes y helados: una vez licuada la sandía, puedes añadirle unas gotas de limón o lima, hojas de menta o incluso pepitas de chocolate y preparar unos ricos y refrescantes polos para merendar, si eliges unos moldes decorativos tendrás un postre con el que sorprenderás a tus invitados.

Receta



Pizza de sandía con frutas


Ingredientes:

* Una rodaja entera de sandía
* Un yogur natural
* 3 fresas
* Un puñado de moras
* Un puñado de arándanos
* Un puñado de nueces
* ½ naranja

Preparación:

Corta una rodaja entera de sandía, el grosor debe ser ancho para que sostenga sin problema el resto de ingredientes. Divídela en trozos como si fuesen porciones de pizza.

A continuación, incluye unas cucharaditas de yogur natural por encima de la superficie, puedes utilizar del sabor que quieras, aunque el natural es la mejor opción para no camuflar la sandía. Esparce el resto de frutas cortadas por encima y corona con las nueces o los frutos secos que elijas.

Puedes añadir algún tipo de sirope, por ejemplo, de chocolate. Este plato será muy visual para tus hijos y hará que coman fruta de una manera divertida.


#sandia #fruta #salud 




webconsultas

No hay comentarios:

Publicar un comentario