domingo, 20 de marzo de 2022

Menta



Menta - Origen y composición


Conocida principalmente por ser un ingrediente en la cocina y en la composición de productos para la higiene bucal, la menta, además de darnos frescor, es una planta con múltiples beneficios para nuestra salud.

La menta, también llamada menta piperita y yerba de zapo, es una hierba comestible propia de las regiones mediterráneas –como Italia o la Provenza francesa– y de Asia central, aunque el principal productor mundial sea Estados Unidos. Suele cultivarse en huertos y jardines, pero también es posible encontrarla creciendo de forma espontánea en zonas con elevada humedad.

El origen de esta planta está estrechamente ligado a la tradición europea, de hecho, hay constancia de que las civilizaciones griega y romana la utilizaban para sus baños con el objetivo de aromatizar y fortalecer el cuerpo. Además solían añadirlas a sus platos para aromatizar y dar sabor e incluso se utilizaban en ritos religiosos.

La planta de la menta suele medir unos 70 centímetros de altura y no requiere grandes cuidados, por lo que es muy típica en los hogares. La menta alcanza su apogeo en verano, el momento perfecto para recoger sus hojas con las que preparar una deliciosa limonada o un refrescante mojito. A día de hoy es muy utilizado en la elaboración de pastas de dientes, enjuagues bucales, chicles o caramelos, ya que proporcionan un aliento fresco. Pero a parte de para mejorar la boca, también suele utilizarse por sus propiedades positivas para el aparato respiratorio y digestivo, incluso para frenar el mal de altura.


Composición de la menta

La menta piperita está compuesta, entre otros, por ácido ascórbico –también conocido como vitamina C–, acético y benzoico. Además de dichos ácidos, en su composición también destacan vitaminas del grupo B (B1, B2 y B3) –fundamentales para el proceso metabólico– y minerales como el calcio, fósforo, hierro o el magnesio.

Asimismo, en sus hojas, encontramos una cantidad moderada de fibra, necesaria para llevar una dieta saludable y betacaroteno –componente antioxidante y fundamental para la producción de vitamina A. El consumo de menta también puede ayudarte a luchar contra el envejecimiento, pues contiene flavonoides, unos antioxidantes que reducen la acción de los radicales libres.


Además de darnos frescor, la menta es una planta que 
nos aporta beneficios para el aparato respiratorio y el digestivo

Beneficios y propiedades de la menta


Aunque todos conocemos la menta principalmente por ser uso en la cocina como ingrediente en diversos platos, y por forma parte de la composición de algunos productos para la higiene bucal, esta planta no nos aporta solo su frescor, además ofrece múltiples beneficios para nuestra salud.

La rica composición de la menta hace de ella una planta con importantes propiedades saludables para nuestro organismo, sobre todo para el aparato respiratorio y el digestivo. De hecho, tan sólo su aroma posee la cualidad de refrescar las vías respiratorias y, al mismo tiempo, de estimular el apetito.

Respecto al aparato respiratorio, en los procesos gripales y otras enfermedades asociadas a las vías respiratorias es bueno tomar menta debido a que:

El ácido ascórbico facilita en gran medida la expulsión de la mucosidad.

El mentol presente en su composición es un potente descongestionante para las vías respiratorias, al mismo tiempo que regula la temperatura corporal –si el enfermo presentara fiebre– debido a su capacidad para incrementar la sudoración.

En casos de asma o de otras enfermedades que llevan asociadas episodios de tos, el tinol –compuesto orgánico presente en la menta– funciona como un eficaz antitusivo natural.

Por lo que al aparato digestivo respecta, la menta reduce la irritación intestinal –propia de enfermedades como la diarrea, colitis o la enfermedad de Crohn– y los gases, al mismo tiempo que favorece el proceso digestivo al mejorar, entre otros, el funcionamiento del hígado. También reduce y evita los vómitos y los cólicos abdominales.

Además de todas estas propiedades, la menta también tiene otro tipo de aplicaciones. Por ejemplo, masticar menta ayuda a reducir los efectos asociados al ‘mal de altura’ –dificultad que presenta el organismo para adaptarse a la falta de oxígeno asociada a la altitud–, ya que mejora y facilita la circulación sanguínea.

Debido a su fuerte olor y sabor, se emplea en casos de halitosis, sequedad bucal y para reducir la incidencia de caries y gingivitis, al igual que otras plantas como el eucalipto, la manzanilla y la equinácea.

Uso tópico de la menta

La menta también puede utilizarse de forma tópica. Por ejemplo, diluyendo aceite esencial en agua, y aplicando sobre la zona en cuestión una compresa empapada de esta solución (a modo de cataplasma); así podemos reducir, entre otros, los dolores de cabeza, de espalda, cervicales o musculares y tratar afecciones dérmicas como heridas, eccemas, picaduras de insectos, infecciones vaginales o hemorroides.

La preparación de la infusión de menta puede variar
 en función del problema de salud que queramos tratar.

¿Cómo tomar la menta?


La forma de preparar la infusión de menta, así como el número de veces que la tomaremos al día, variarán en función de los beneficios que queramos obtener.

En este sentido, si lo que queremos es tratar el catarro, infusionaremos una cucharada de menta seca en agua caliente durante 10 minutos y tomaremos esta infusión al menos dos veces al día.

Para la tos, la infusión –con la misma cantidad que en la anterior– debe hacerse en agua fría durante 15 minutos y la tomaremos tres veces al día.

Si el problema que queremos tratar son los gases, pondremos en un litro de agua una cucharada de hojas secas de menta y dos de hojas frescas. A la hora de tomarla, la serviremos muy caliente y lo haremos después de las dos comidas principales.

En el caso de problemas intestinales, lo recomendable es tomar dos veces al día una infusión de una cucharada de planta de menta seca, sumergida en agua hirviendo durante 10 minutos.

Para uso tópico, por ejemplo en las heridas, hay que diluir tres cucharadas de menta en un litro de agua hirviendo y esperar a que se enfríe para lavar con ella la zona afectada o bien emplear aceite esencial diluido en agua.

La menta es uno de los principales condimentos para 
la elaboración de numerosos platos tanto dulces como salados.

Otros usos y contraindicaciones de la menta


Además de todas las aplicaciones terapéuticas y medicinales comentadas en el punto anterior, la menta tiene otros muchos usos. De ellos, el más conocido quizá sea el culinario ya que esta hierba aromática es uno de los principales condimentos para la elaboración de numerosos platos tanto dulces como salados, sobre todo en aquellos que conllevan una digestión más lenta o pesada como son las legumbres o los que poseen un alto contenido calórico.

También encontramos menta en la preparación de productos específicos para la higiene bucodental y para usos cosméticos y se utiliza en los masajes con aromaterapia por sus propiedades estimulantes, tanto a nivel físico como emocional.

Contraindicaciones de la menta

Por otra parte, la mayor toxicidad de la yerba de zapo se encuentra en el aceite esencial, de ahí la importancia de diluirlo adecuadamente antes de su aplicación. De hecho, la menta nunca se administrará a personas que padezcan cálculos biliares o renales, hernia de hiato o que tomen medicamentos que sean sintetizados a través del hígado.

Está desaconsejado el uso de la menta en el caso de mujeres embarazadas y madres lactantes

También está desaconsejado el uso de la menta en el caso de mujeres embarazadas y madres lactantes, ya que, en el primer caso, puede afectar al feto o incluso provocar el aborto y, en el segundo, tiene graves consecuencias sobre los niños de corta edad ya que reduce el ritmo cardíaco y afecta a la respiración, de ahí que no deba aplicarse a los niños ungüentos con mentol.


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