Debacle tectónica de Biden y Kamala en Virginia: ¿regresa el trumpismo en el 22 y el 24?
La óptima autocrítica del Partido Demócrata proviene del connotado estratega electoral James Carville, quien encumbró a Bill Clinton e inculpó al estúpido wokenismodel desastre: No vean sólo a Virginia y Nueva Jersey. Vean Long Island, Buffalo, vean Mineápolis, vean aún más a Seattle, Washington. Me refiero a la insanidad de desfondar a la policía, quitar el nombre de Abraham Lincoln de las escuelas, la gente ve eso. Y realmente tiene un efecto supresivo contra los demócratas en todo el país. Algunas de estas personas necesitan ir a un centro para desintoxicarse del wokenismo. Necesitamos cambiar esto y no estar cambiando diccionarios y leyes.
Vale la pena sopesar el punto de vista del historiador financiero Niall Ferguson (NF) sobre el probable retorno del trumpismo en 2022, con su recuperación de la Cámara de Representantes y del Senado, así como con la presidencia en 2024 (Daily Mail, 5/11/21).
NF –autor del panegírico libro La Casa de los Rothschild, quien se define sin rubor como miembro plenamente pagado por la mafia imperialista – suele ser muy errático en su prospectiva debido a su proselitista y solipsista sesgo propagandístico carente de antítesis dialéctica.
NF tolera en forma piadosa a Biden –para nada un presidente transformador– cuando debió ser el candidato en lugar de Hillary Clinton, y no cuatro años después, mientras despedaza a la malhadada KH, cuya única gracia –si la tuviera, ya que ha fracasado en todos los temas que le han sido encomendados: desde la migración, pasando por su fallida gira en el sudeste asiático hasta su apoyo al perdedor gobernador saliente de Virginia Terry McAuliffe(TM)– fue haber sido una cercana amiga de Beau, el hijo de Biden, que murió de cáncer en 2015.
NF es muy severo contra KH, hoy de 57 años, quien en caso de ser la candidata a la presidencia del Partido Demócrata en 2024 –cuando Biden tendría 82 años–, sería fácilmente derrotada por Trump, que tendría 78 años.
La derrota del gobernador banquero TM de Virginia –donde pesó intensamente el tema de la educación y el papel de los padres–, conspicuo operador de los Clinton, no es menor, ya que representa(ba) a uno de los principales controladores de la maquinaria electoral y financiera del Partido Demócrata.
Según NF, el triunfador gobernador de Virginia, Glenn Youngkin(GY) –banquero del Grupo Carlyle, cercano al nepotismo dinástico de los Bush–, movilizó la base rural de Trump y ganó a muchos moderados suburbanos, en especial a las mujeres blancas que habían votado por Biden hace un año.
Le faltó a NF señalar el crucial voto latino que se volcó por GY y por su primer fiscal estatal Jason Miyares, además de un importante sector afro que votó por la ex marine (también casada con un marine) la hoy vicegobernadora afrojamaiquina Winsome Sears, favorable al porte de armas ligeras y apologista del sueño estadunidense –en contraste con la mayoría afro que enarbola el wokenismo–. También le faltó a NF señalar el voto de los independientes a favor de GY.
Señales del mundo posVirginia: la bipartidista Enmienda de Infraestructura, despedazada por el exagerado financierismo, fue aprobada gracias a 13 votos republicanos, pese a la férrea oposición de las seis progresistas del SQUAD, las grandes perdedoras del 3 de noviembre.
El peor error que cometió KH, íntima de los Clinton (Bill y Hillary), del que se arrepentirá toda su vida, fue haber definido estratégicamente que la elección en Virginia representa(ba) la ruta triunfal a las elecciones de 2022 y 2024. El 3 de noviembre Estados Unidos giró al centro-derecha.
AlfredoJalife
NF –autor del panegírico libro La Casa de los Rothschild, quien se define sin rubor como miembro plenamente pagado por la mafia imperialista – suele ser muy errático en su prospectiva debido a su proselitista y solipsista sesgo propagandístico carente de antítesis dialéctica.
NF tolera en forma piadosa a Biden –para nada un presidente transformador– cuando debió ser el candidato en lugar de Hillary Clinton, y no cuatro años después, mientras despedaza a la malhadada KH, cuya única gracia –si la tuviera, ya que ha fracasado en todos los temas que le han sido encomendados: desde la migración, pasando por su fallida gira en el sudeste asiático hasta su apoyo al perdedor gobernador saliente de Virginia Terry McAuliffe(TM)– fue haber sido una cercana amiga de Beau, el hijo de Biden, que murió de cáncer en 2015.
NF es muy severo contra KH, hoy de 57 años, quien en caso de ser la candidata a la presidencia del Partido Demócrata en 2024 –cuando Biden tendría 82 años–, sería fácilmente derrotada por Trump, que tendría 78 años.
La derrota del gobernador banquero TM de Virginia –donde pesó intensamente el tema de la educación y el papel de los padres–, conspicuo operador de los Clinton, no es menor, ya que representa(ba) a uno de los principales controladores de la maquinaria electoral y financiera del Partido Demócrata.
Según NF, el triunfador gobernador de Virginia, Glenn Youngkin(GY) –banquero del Grupo Carlyle, cercano al nepotismo dinástico de los Bush–, movilizó la base rural de Trump y ganó a muchos moderados suburbanos, en especial a las mujeres blancas que habían votado por Biden hace un año.
Le faltó a NF señalar el crucial voto latino que se volcó por GY y por su primer fiscal estatal Jason Miyares, además de un importante sector afro que votó por la ex marine (también casada con un marine) la hoy vicegobernadora afrojamaiquina Winsome Sears, favorable al porte de armas ligeras y apologista del sueño estadunidense –en contraste con la mayoría afro que enarbola el wokenismo–. También le faltó a NF señalar el voto de los independientes a favor de GY.
Señales del mundo posVirginia: la bipartidista Enmienda de Infraestructura, despedazada por el exagerado financierismo, fue aprobada gracias a 13 votos republicanos, pese a la férrea oposición de las seis progresistas del SQUAD, las grandes perdedoras del 3 de noviembre.
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