La Guerra de los MicroChips: Las Frenéticas inversiones en el circuito étnico chino y en Japón por carencia de chips
Según Che Pan (CP), de SCMP, con sede en Hong Kong, las inversiones masivas en la manufactura de chips en Asia se gesta en medio de la carencia global de abasto debido a la creciente demanda de chips para empoderar los dispositivos 5G y los vehículos inteligentes (https://bit.ly/3gUQzAK).
CP juzga que los gobiernos no se quedan atrás con el fin de “asegurar las cadenas de abasto de los chips en medio de la escalada de la guerra tecnológica de Estados Unidos contra China”.
Las inversiones masivas provienen de Asia oriental, impulsadas por China y Taiwán, así como por Japón y Singapur que buscan beneficiarse de la fuerte demanda de chips, mientras Estados Unidos persiste en su manufactura de chips en suelo estadunidense.
GlobalFoundries –el cuarto fondo más grande del mundo, con sede en Estados Unidos– salió el año pasado de su planta en la ciudad china de Chengdu para instalarse en Singapur, que forma parte de lo que denominé hace mucho el circuito étnico chino: China, Taiwán, Hong Kong, Macao y Singapur–, donde invertirá 4 mil millones de dólares y cuenta con el respaldo de la agencia gubernamental Economic Development Board.
El mayor contratista manufacturero de chips del mundo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co (TSMC) –con planes para invertir 100 mil millones de dólares en los próximos tres años–, instalará su primera fábrica en Japón, donde el primer Yoshihide Suga ha colocado en lo más alto de su agenda el abasto de cadenas domésticas de chips.
Tanto China como Taiwán encabezan el liderazgo para instalar nuevas fábricas en el continente americano, Europa, Medio Oriente, Japón y Corea del Sur.
Amén de la ferocidad del rebrote de la pandemia del Covid-19, Taiwán padece una de las peores sequías en varias décadas, lo cual ha agudizado la carestía global de semiconductores.
SEMI –asociación que representa 2 mil 400 miembros de la industria de semiconductores– calcula el arranque de 19 fábricas de alto volumen de chips a finales de 2021 y de otras 10 en 2022: con China y Taiwán contando ocho fábricas cada una.
La vigorosa demanda de chips proviene de sus mirificas aplicaciones en inteligencia artificial, vehículos autónomos, computación de alta performatividad y de 5G hasta las comunicaciones 6G.
Según TrendForce, Taiwán ostenta 63 por ciento de la manufactura global de chips por ingresos en 2020 y se espera incremente a 65 por ciento en 2021 frente al estable 18 por ciento de Corea del Sur.
La escalada de la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China impide que Beijing sea capaz de producir chips avanzados debido al bloqueo y las sanciones de Washington, por lo que la participación global de China en la manufactura de chips es probable que disminuya de 6 por ciento en 2020 a 5 por ciento en 2021.
Para paliar la guerra de semiconductores de Estados Unidos, el gobierno chino incentiva a grandes jugadores, como SMIC, a disminuir su dependencia en los chips importados.
SMIC construirá dos plantas en Beijing y Shenzhen con apoyo de las autoridades locales.
En Estados Unidos, el Senado aprobó la Enmienda de innovación y competencia para financiar con 52 mil millones de dólares –de un total de 250 mil millones para contrarrestar el descomunal avance tecnológico de China– la investigación, diseño y manufactura de chips (https://cnb.cx/2U6O05H).
Hasta ahora la Unión Europea se ha quedado lastimosamente confinada al “ outsourcing(deslocalización o maquila)” de chips en la región asiática.
A propósito, el connotado investigador ruso Dmitry Orlov, experto en colapsología(https://bit.ly/3qucnpT), vaticina que la crisis de los microchips disolverá el imperio estadunidense ( https://bit.ly/2Tcqx2P ), mientras China nacionalizará las partes principales de su industria de semiconductores por ser estratégicamente importante.
¿Llegará China a recuperar Taiwán con todo y sus microchips?
Las inversiones masivas provienen de Asia oriental, impulsadas por China y Taiwán, así como por Japón y Singapur que buscan beneficiarse de la fuerte demanda de chips, mientras Estados Unidos persiste en su manufactura de chips en suelo estadunidense.
GlobalFoundries –el cuarto fondo más grande del mundo, con sede en Estados Unidos– salió el año pasado de su planta en la ciudad china de Chengdu para instalarse en Singapur, que forma parte de lo que denominé hace mucho el circuito étnico chino: China, Taiwán, Hong Kong, Macao y Singapur–, donde invertirá 4 mil millones de dólares y cuenta con el respaldo de la agencia gubernamental Economic Development Board.
El mayor contratista manufacturero de chips del mundo, Taiwan Semiconductor Manufacturing Co (TSMC) –con planes para invertir 100 mil millones de dólares en los próximos tres años–, instalará su primera fábrica en Japón, donde el primer Yoshihide Suga ha colocado en lo más alto de su agenda el abasto de cadenas domésticas de chips.
Tanto China como Taiwán encabezan el liderazgo para instalar nuevas fábricas en el continente americano, Europa, Medio Oriente, Japón y Corea del Sur.
Amén de la ferocidad del rebrote de la pandemia del Covid-19, Taiwán padece una de las peores sequías en varias décadas, lo cual ha agudizado la carestía global de semiconductores.
SEMI –asociación que representa 2 mil 400 miembros de la industria de semiconductores– calcula el arranque de 19 fábricas de alto volumen de chips a finales de 2021 y de otras 10 en 2022: con China y Taiwán contando ocho fábricas cada una.
La vigorosa demanda de chips proviene de sus mirificas aplicaciones en inteligencia artificial, vehículos autónomos, computación de alta performatividad y de 5G hasta las comunicaciones 6G.
Según TrendForce, Taiwán ostenta 63 por ciento de la manufactura global de chips por ingresos en 2020 y se espera incremente a 65 por ciento en 2021 frente al estable 18 por ciento de Corea del Sur.
La escalada de la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China impide que Beijing sea capaz de producir chips avanzados debido al bloqueo y las sanciones de Washington, por lo que la participación global de China en la manufactura de chips es probable que disminuya de 6 por ciento en 2020 a 5 por ciento en 2021.
Para paliar la guerra de semiconductores de Estados Unidos, el gobierno chino incentiva a grandes jugadores, como SMIC, a disminuir su dependencia en los chips importados.
SMIC construirá dos plantas en Beijing y Shenzhen con apoyo de las autoridades locales.
En Estados Unidos, el Senado aprobó la Enmienda de innovación y competencia para financiar con 52 mil millones de dólares –de un total de 250 mil millones para contrarrestar el descomunal avance tecnológico de China– la investigación, diseño y manufactura de chips (https://cnb.cx/2U6O05H).
Hasta ahora la Unión Europea se ha quedado lastimosamente confinada al “ outsourcing(deslocalización o maquila)” de chips en la región asiática.
A propósito, el connotado investigador ruso Dmitry Orlov, experto en colapsología(https://bit.ly/3qucnpT), vaticina que la crisis de los microchips disolverá el imperio estadunidense ( https://bit.ly/2Tcqx2P ), mientras China nacionalizará las partes principales de su industria de semiconductores por ser estratégicamente importante.
¿Llegará China a recuperar Taiwán con todo y sus microchips?
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