El diagnóstico de la artritis reumatoide se
basa en hallazgos clínicos, de laboratorio y radiológicos compatibles.
No existe una prueba diagnóstica específica. Además, puede ocurrir que
una persona presente dolor e inflamación en las articulaciones durante
algún tiempo, y que ni las radiografías o análisis, ni siquiera la
intensidad de la enfermedad, permitan al médico hacer un diagnóstico con
certeza. A veces es preciso observar la evolución de los síntomas del
paciente durante meses para confirmar el diagnóstico.
Examen físico
Se lleva a cabo un examen físico donde la exploración general suele ser normal.
Manifestaciones articulares:
- Sinovitis
y dolor a la movilización pasiva en pequeñas y grandes articulaciones,
con patrón simétrico y acumulativo. Las articulaciones interfalángicas
distales no suelen afectarse.
- En fases avanzadas, la mano en
ráfaga (desviación por subluxación de los dedos con respecto al eje de
la mano) y los dedos en cuello de cisne son signos muy sugerentes.
Manifestaciones extra-articulares:
- Nódulos subcutáneos sobre prominencias óseas en las superficies extensoras.
- Vasculitis reumatoide: úlceras necróticas, púrpura palpable, polineuropatía, mononeuritis múltiple.
- Pulmón: pleuritis. Neumonitis intersticial. Bronquiolitis obliterante. Síndrome de Caplan (nódulos pulmonares reumatoideos y silicosis).
- Síndrome de Felty: leucopenia y esplenomegalia en el seno de la artritis reumatoide.
- Ojos: episcleritis, escleritis.
- Síndrome de Sjögren secundario.
- Corazón: pericarditis.
- Bazo: esplenomegalia ocasionalmente.
Se realizan también pruebas de
laboratorio que consisten en análisis de sangre y de líquido sinovial de
la articulación, apareciendo:
- Marcadores de inflamación como la
Proteína C reactiva (PCR) y la velocidad de sedimentación globular
(VSG). Aunque no son específicos de esta enfermedad.
- Marcadores
serológicos: elevación del factor reumatoide (FR) positivo en el 70% de
los casos, y de los anticuerpos anti-péptidos citrulinados. Estos
últimos son más especificos que el FR para el diagnóstico de esta
enfermedad.
- Anticuerpos antinucleares (ANAS) positivos en el 30%
de los casos. Anticuerpos antiADN nativo negativos, muy poco
especificos pues están elevados en muchas otras enfermedades
autoinmunes.
- Líquido sinovial: es de características
inflamatorias. Celularidad superior a 2000 células /ml; habitualmente
superior a 5000 células/ml. Predominio de células
polimorfonucleares. Este análisis permite descartar que se trate de otro
tipo de artritis más que reforzar el diagnóstico de AR.
Con el tiempo, la radiología convencional pone de manifiesto osteoporosis
yuxtaarticular (al lado de la articulación), es decir, una
desmineralización secundaria al proceso inflamatorio, erosiones
subcondrales, y estrechamiento del espacio articular, que se va
produciendo de forma gradual a medida que el cartílago es destruido.
Generalmente no son necesarias otras técnicas; en caso de subluxación atloaxoidea, la TC o la RM; la gammagrafía
de glándulas salivares en caso de síndrome de Sjögren y la gammagrafía
ósea, que sirve para localizar las articulaciones inflamadas.
Criterios diagnósticos
En 2010
se actualizaron los criterios que definen el diagnóstico de artritis
reumatoide, establecidos por la Asociación americana de Reumatología,
que se basan en:
- La
afectación inflamatoria de al menos una articulación. Se adjudica una
puntuación en función del número de articulaciones afectadas y su
localización. Y debe descartarse que dicha inflamación no se deba a otro
tipo de artritis o enfermedad autoinmune.
- Las alteraciones de los marcadores serológicos (Factor reumatoide y Anticuerpos anti-péptidos citrulinados)
- Elevación de marcadores de inflamación, como la PCR y la VSG.
- La duración de los síntomas, estableciendo el límite en las seis semanas para diferenciarlo de otro tipo de artritis agudas.
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