Aparte de desagradables, los gases
pueden provocar molestias intestinales. Descubre los alimentos a
evitar, las medicinas y consejos nutricionales a nuestro alcance para
aliviar sus síntomas y hacer que desaparezcan.
Los gases pueden llegar a condicionar la vida de la
persona que los padece si no se controlan. El organismo tiene mecanismos
que actúan continuamente para eliminar este aire concentrado, mediante
los eructos o ventosidades anales aunque, en ocasiones, pueden generar
molestias intestinales dificultando su evacuación por las vías
pertinentes.
Comer con rapidez, ingerir alimentos ricos en fibras,
o el uso de ciertos antibióticos, son algunos de los hábitos que pueden
provocar gases. Entre los síntomas habituales se encuentran la sensación de hinchazón, el dolor abdominal, las flatulencias o eructar con frecuencia.
¿Qué son los gases?
Los gases no se consideran una enfermedad, más bien suponen un síntoma o trastorno que consiste en la presencia de aire en el intestino,
que se expulsa en forma de eructos, o a través del ano mediante
ventosidades (un exceso de las mismas se denomina flatulencia).
Habitualmente, los gases se generan en el intestino grueso durante la
digestión, a consecuencia de la fermentación de los alimentos que tiene
lugar en este proceso, y por el aire que se traga al comer, haciendo
que la persona se sienta inflada, y ocasionando a veces dolor abdominal
con retortijones o cólicos (de forma aguda).
El mal olor de la
ventosidad se debe a la existencia de ciertas bacterias presentes en el
intestino grueso, que producen gases que contienen azufre
(como, por ejemplo, el anhídrido sulfúrico), con un olor característico
a huevos podridos. Los gases intestinales están formados por nitrógeno,
oxígeno, anhídrido carbónico y, algunas veces, metano.
Causas de los gases
Si sufres a menudo la presencia de gases intestinales, quizá te preguntes a qué se debe la aparición de tu meteorismo. Pues bien, existen muchas causas que propician la aparición de gases, entre los motivos más habituales se encuentran:
- Comer
con rapidez propiciando que se trague aire, lo que se conoce como
aerofagia. Para evitarlo hay que intentar evitar mascar chicle, fumar o
tomar bebidas carbonatadas.
- Algunos alimentos pueden causar gases, entre ellos están los vegetales crucíferos como el brócoli o el repollo, los frijoles, los champiñones, los espárragos, las manzanas, las peras, el queso, el yogur o el salvado.
- Tomar en exceso alimentos ricos en fibras, que son poco digestibles.
- Ingerir alimentos que la persona no tolera; por ejemplo, si tiene intolerancia a la lactosa y consume productos lácteos.
- Padecer el síndrome de colon irritable; esta afección estomacal crónica aumenta la sensibilidad a los gases y se puede ver agravada por el estrés.
- El uso de ciertos antibióticos puede producir alteraciones de la flora intestinal.
- También existen ciertos factores relacionados con la calidad de vida, como el estrés, la ansiedad o el nerviosismo, que favorecen la aceleración, el ritmo intestinal y una mayor ingestión del aire.
- El estreñimiento también repercute en la acumulación de gases, porque las heces retenidas en el intestino los generan.
- Procesos digestivos como la hernia de hiato y el reflujo gastroesofágico, presentando numerosos episodios de eructos tras la ingesta.
- La obesidad y el sedentarismo, haciendo más difícil el mejor tránsito intestinal que permite la eliminación de los gases de manera natural.
Síntomas de gases
Las molestias asociadas a los gases son la sensación de hinchazón del abdomen, acompañada habitualmente de dolor, eructación y flatulencia.
- Eructación:
es un fenómeno natural que tiene como objetivo eliminar los gases que
se han introducido en el estómago con los alimentos. Algunas personas
tragan voluntariamente aire para facilitar la expulsión del que
permanece en el estómago mediante un eructo. Sin embargo, esta es una
mala costumbre ya que puede crear hábito, impidiendo que el estómago
cumpla esta función por sí solo.
- Hinchazón:
muchos pacientes que se quejan de este síntoma tienen un contenido
normal de gases, por lo que esta sensación podría deberse a un aumento
de la sensibilidad de la persona a los gases por algún otro motivo. Por
ejemplo, una comida abundante, con exceso de grasas, también puede
causar sensación de hinchazón, sin que ello implique un aumento en la
cantidad de gases.
- Flatulencia: entre 14 y 23 flatulencias al día se considera normal. Sin embargo, ciertos alimentos ricos en hidratos de carbono provocan más gases que otros. Un exceso de flatos puede también estar relacionado con una mala absorción de los carbohidratos.
- Dolor abdominal:
se puede experimentar dolor cuando se tiene un exceso de gases. Hay que
tener en cuea la localización del dolor, ya que si se sitúa en el lado
izquierdo del colon, puede ser confundido con un dolor cardíaco. Cuando
se sitúa en el lado derecho, puede ser similar al de la apendicitis o al de los cálculos biliares. En estos casos es conveniente consultar al médico para poder descartar un problema grave.
Diagnóstico de los gases
La presencia de los gases puede
responder a multitud de factores diferentes. Para comprender a fondo lo
que les sucede a los pacientes que los padecen, es necesario que el
médico, a partir de la historia clínica del paciente, realice un examen
físico cuidadoso y completo, además de un interrogatorio sobre la dieta,
hábitos, frecuencia de flatos, etcétera, que incida también sobre los
factores psicológicos, como los desórdenes emocionales, la ansiedad o la depresión, de esta manera se podrá hacer un diagnóstico correcto del meteorismo.
Si
durante el diagnóstico se sospecha una deficiencia de lactasa, que se
trata de una enzima encargada de degradar la lactosa, el médico sugerirá
una dieta sin productos lácteos durante un periodo de tiempo. Además,
se suele realizar una prueba de intolerancia a la lactosa para descartar este posible problema.
En un paciente que tenga gases la exploración física puede poner de manifiesto una hinchazón visible en el abdomen. Para observarlo, el médico percute con los dedos simulando un tambor (timpanismo)
sobre el abdomen para poder notar los gases. En casos muy recurrentes, o
de difícil manejo se puede recurrir a algunas pruebas diagnósticas que
permitan excluir otras enfermedades como una obstrucción intestinal, o
patologías que se acompañen de una importante producción de gases. Para
ello se podrá disponer desde una radiografía del abdomen hasta una colonoscopia.
En
la mayoría de los casos que son diagnosticados con gases, se trata de
un problema funcional, que no requiere ningún examen adicional y que
tiene un manejo médico sencillo.
Tratamiento de los gases
Siempre que la acumulación de gases
no tenga su origen en una patología concreta, el tratamiento para
evitarlos se compondrá de tres factores: modificaciones en la dieta,
medicinas y reducción de la cantidad de aire tragado.
- Dieta: el médico recomendará que se eliminen algunos alimentos que ocasionan muchos gases, como las legumbres o el repollo. También aconsejará que las comidas sean escasas y limitadas en grasas
para reducir la sensación de hinchazón. Sin embargo, es difícil marcar
una pauta, ya que los alimentos que producen gases en algunas personas,
no los producen en otras, por lo que la experiencia determinará la dieta
más adecuada.
- Medicinas: existen muchos
fármacos, disponibles sin prescripción médica, que ayudan a reducir los
síntomas. Algunos son antiácidos, o productos con simeticona o
dimeticona. Estos últimos son unos agentes que impiden que se formen
burbujas en los intestinos de manera que los gases sean expulsados con
mayor facilidad. También los comprimidos de carbón activo resultan
efectivos cuando se ingieren antes de las comidas. A los pacientes con
gastroparesia o colon irritable, el especialista les recetará un medicamento gastrocinético (como la metoclopramida) o antiespasmódico.
- Reducción de la cantidad de aire ingerida: el médico dará algunos consejos para que disminuya la cantidad de aire tragado, como:
- Comer y masticar despacio.
- Evitar mascar chicle o caramelos.
- Ajustar correctamente la dentadura postiza.
- Reducir el consumo de carbohidratos, legumbres (garbanzos, alubias, lentejas) y bebidas con gas.
- Evitar las verduras flatulentas (coliflor o la col).
- Tomar infusiones digestivas en vez de café.
- Comer verduras de hoja cocida, como acelgas o espinacas.
- Consumir carne asada y con poca grasa.
- Realizar técnicas de relajación con el objetivo de eliminar, en la medida de lo posible, la tensión y el estrés.
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