lunes, 14 de septiembre de 2020

El fluoruro está relacionado con la función renal y hepática deteriorada en adolescentes, advierten los investigadores

Un estudio que se publicó recientemente en la revista Environment International mostró cuán peligroso puede ser el fluoruro en la adolescencia.

El estudio analizó la relación entre los niveles de fluoruro en el agua potable y la sangre de los jóvenes y la salud de sus riñones e hígados. Los adolescentes estudiados formaron parte de la encuesta Examen Nacional de Salud y Nutrición.

Los investigadores descubrieron que la exposición al fluoruro puede provocar cambios complejos en la función de estos órganos en los jóvenes. Aunque el flúor ya se ha relacionado con la toxicidad hepática y renal en adultos y animales, el estudio se centró en cómo la exposición crónica de bajo nivel puede afectar los cuerpos de los jóvenes. Existen diferencias significativas en la forma en que los cuerpos de los niños excretan fluoruro en comparación con los adultos.

Observaron los niveles de fluoruro medidos en la sangre extraída de 1.983 adolescentes, así como el contenido de fluoruro en el agua del grifo que se encuentra en los hogares de 1.742 adolescentes. Aunque los investigadores caracterizaron que las concentraciones de fluoruro en el agua del grifo eran bajas en general, todavía era suficiente para contribuir a la disfunción hepática y renal.

Los expertos creen que la relación entre la exposición al fluoruro y los indicadores de daño hepático y renal depende de la dosis, lo que significa que quienes están expuestos a más fluoruro pueden sufrir un daño mayor. Algunos de los posibles efectos en la salud identificados por los investigadores incluyen disfunción tiroidea, daño hepático, daño al sistema renal, deterioro del metabolismo de las proteínas y enfermedades de los dientes y los huesos.

La mayoría de los países no agregan fluoruro al agua potable

Es un hallazgo muy preocupante si se considera el hecho de que casi las tres cuartas partes de los sistemas públicos de agua en los Estados Unidos agregan regularmente fluoruro al agua del grifo debido a sus supuestos beneficios para la salud dental.

Según Fluoride Action Network, alrededor de 185 millones de personas en todo el mundo beben agua fluorada artificialmente. La mayoría de los países desarrollados no agregan este químico a su agua, y aquellos que tienen altos niveles naturales de fluoruro en el agua toman medidas para eliminarlo debido a sus peligros.

Además de dañar los riñones y el hígado de los niños, también se acumula en el cuerpo en tejidos calcificantes como la glándula pineal y los huesos. También puede afectar la función tiroidea.

Existe alguna evidencia de que podría dañar el cerebro, con experimentos en animales que muestran que el fluoruro puede acumularse en el órgano y cambiar el comportamiento mental de los animales de una manera que es consistente con un agente neurotóxico. Más de 100 estudios en animales diferentes han demostrado que el fluoruro puede dañar el cerebro y afectar el comportamiento y el aprendizaje. Estos efectos se observaron incluso en dosis muy bajas. Docenas de estudios también han demostrado una asociación entre la exposición al fluoruro y un coeficiente intelectual reducido.

Además, es posible que ni siquiera esté logrando su objetivo. En el estudio más grande jamás realizado en los Estados Unidos sobre este asunto que involucró a más de 39,000 niños, se encontró poca diferencia en la caries dental entre los niños que bebían agua fluorada y los que no. Grandes encuestas de Australia han encontrado un beneficio aún menor. Además, la caries dental sigue siendo alta incluso en comunidades de bajos ingresos que durante mucho tiempo han tenido agua fluorada.


Mientras tanto, en lugares donde alguna vez se usó la fluoración, pero desde entonces se suspendió, como Finlandia, Canadá, Cuba y la antigua Alemania Oriental, la caries dental no ha aumentado con la eliminación del fluoruro en los suministros de agua potable.

Quizás lo más notable es que nunca ha habido un ensayo controlado aleatorio que ilustre la eficacia o seguridad del fluoruro a pesar de que se ha agregado a los suministros de agua durante más de 60 años. Dados todos estos peligros potenciales para tan poco beneficio, no tiene sentido que se continúe agregando fluoruro al agua potable estadounidense.

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