Consideraremos las cifras expuestas con anterioridad para establecer el diagnóstico. Para evitar una medición condicionada por estados emocionales alterados, ansiedad por la presencia del médico (“hipertensión de bata blanca”), etcétera, se aconsejan dos métodos:
- La automonitorización de la presión arterial o AMPA: en la que uno mismo con un aparato digital correctamente calibrado y validado se realiza dichas mediciones en su domicilio.
- La monitorización ambulatoria de la PA o MAPA: el dispositivo se coloca en el brazo del individuo durante 24 h y va registrando, cada 20 minutos durante el día y cada 40-60 minutos durante la noche, las distintas cifras de PA registrándolas en un aparato acoplado a la cintura.
Para la población general, el Programa de Actividades Preventivas y Promoción de la Salud (PAPPS) recomienda tomar la presión arterial al menos una vez hasta los 14 años de edad y, si es normal, repetir la toma cada 4-5 años hasta los 40. A partir de los 40 cada 1-2 años sin límite de edad. Si existiera algún otro condicionante concreto se realizará con la periodicidad que sea procedente, según criterio del médico.
La línea divisoria
entre tensión normal y tensión alta es arbitraria, ya que no hay valores
que signifiquen riesgo cero, pero si las presiones arteriales se
mantienen en cifras superiores a 140/90 mm Hg en varias determinaciones (habitualmente un mínimo de tres) se establece el diagnóstico de hipertensión.
Pruebas complementarias
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un estudio básico que consiste en la realización de un electrocardiograma, una analítica de sangre para medir valores de glucosa, colesterol, potasio y creatinina (función renal), un análisis de orina donde determinar la presencia de glucosa y proteínas, y un examen del fondo de ojo.
Para el diagnóstico de la hipertensión secundaria se requieren estudios más sofisticados según la causa que se quiera demostrar.
En cuanto a la detección del riesgo personalizado del paciente hipertenso, se puede realizar una medición del grosor de sus arterias carótidas, una determinación del índice tobillo-brazo (para verificar el daño arterial establecido en las ramas de la aorta) y un ecocardiograma que puede poner de manifiesto el crecimiento y un funcionamiento alterado del corazón como consecuencia de un mal control de la presión arterial.
Últimos métodos para diagnosticar la hipertensión
Se están probando varios métodos que pueden ser útiles para detectar la hipertensión y el consecuente riesgo cardiovascular del paciente. Entre ellos, la ecografía abdominal y cardíaca, la ecografía de carótida y las técnicas de valoración de disfunción endotelial.
Otra técnica que se está comenzando a implantar en unidades especializadas es la bioimpedancia transtorácica, que permite, además de saber si el paciente tiene hipertensión arterial, cuál es la causa que la origina, lo que facilita la elección del mejor tratamiento para el hipertenso.
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