La microbiota son los billones (con b) de microbios que tenemos en el organismo, especialmente en el intestino. La microbiota ha de guardar un equilibrio entre las variadas especies pues de ello depende nuestra salud no sólo física sino también mental. Se le considera un «segundo cerebro». Como explico, esta flora intestinal está compuesta por bacterias y virus (y hongos, amebas y otros patógenos). De manera paradójica, algunas de las enfermedades que hoy nos asolan puede que tengan su origen en un mal estado de la microbiota, que comienza a considerarse un «superórgano».
Pues bien, el biólogo Arnau Vich Vila ha analizado los efectos sobre la microbiota de 41 categorías de fármacos utilizados habitualmente, entre ellos los antiácidos como el omeprazol.
En total, hicieron el análisis de 1.883 heces y buscaron los efectos de los fármacos de forma individual y combinada. ¿Su conclusión? Los antiácidos alteran alrededor de un 20% la microbiota. Y fueron los tratamientos que más impacto negativo causaron en el microbioma.
Como explica Vich Vila:
Vimos que altera la acidez estomacal y que permite, por ejemplo, que bacterias que normalmente se quedan en la boca, lleguen a crecer en el estómago».
Y esos cambios tienen consecuencias pues de ese impacto se desprende una microbiota menos saludable y más relacionada con infecciones gastrointestinales o riesgo de enfermedades cardiovasculares. Y para ello basta una sola semana de tratamiento con antiácidos.
Otros de los medicamentos que alteraron la microbiota de una manera destacada fueron los antidepresivos. En concreto los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina como Prozac. En general, la mitad de las categorías de fármacos analizados produjeron cambios profundos en la microbiota, alteraciones relacionadas con el aumento del riesgo de infecciones intestinales, obesidad o diabetes.
No deja de ser paradójico que tomar un mal llamado protector de estómago te estropee el microbioma del sistema digestivo.
O que tomar un fármaco para la depresión altere la microbiota cuya salud es indispensable para tener un buen estado de ánimo. Nuestra psique está principalmente controlada por el cerebro.
Pero la importancia de la microbiota es tal que el 95% de la serotonina y el 50% de la dopamina se producen en el intestino delgado. Por eso los estudios recientes documentan que en parte la irritación, la ansiedad, la depresión o la llamada hiperactividad están relacionados con la salud intestinal.
Parece que un buen número de esos medicamentos no sólo no curan sino que pueden ser causa de enfermedad.
Otro ejemplo de esto son los corticoides, que se toman para tratar los problemas inflamatorios intestinales. El estudio que comento ha comprobado que la microbiota alterada se parece a la que aparece en pacientes con obesidad. Y teniendo en cuenta que estos fármacos tienen efectos secundarios de la predisposición a la obesidad, este es un indicio de que podría estar mediada por la microbiota en mal estado.
Cuánta razón tiene Vich Vila cuando dice:
Nuestra investigación subraya la importancia del papel de la microbiota al diseñar los tratamientos y abre nuevas hipótesis para explicar los efectos secundarios asociados a ciertas medicaciones».
Nuestra microbiota intestinal contiene 100 billones de microorganismos, incluyendo como mínimo 1.000 especies diferentes de bacterias. De hecho, el microbioma intestinal puede pesar hasta dos kilogramos. A nadie parecía interesarle un mundo así pero desde que se ha comenzado a investigar nos vamos dando cuenta de que el alzheimer, el parkinson, la esquizofrenia o el autismo podrían tener su origen en el intestino.
Ahora sabemos que multitud de tratamientos farmacológicos pueden dañar algo tan valioso así que tengámoslo en cuenta a la hora de medicarnos y hablemos esto con nuestros médicos pues seguro que muchos no están al tanto de los trabajos que lo documentan.
Miguel Jara
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