Mantener unos niveles adecuados de tensión arterial nos ayuda a preservar la salud cardiovascular y nuestra calidad de vida. Es algo muy importante y conviene saber cómo controlarla.
A veces se confunde con la presión arterial, aunque no son conceptos idénticos, sino relacionados: la presión es la fuerza que ejerce la sangre al circular por las arterias, mientras que la tensión arterial es la forma en que las arterias reaccionan a esta presión, lo que consiguen gracias a la elasticidad de sus paredes.
Esta elasticidad se pierde con los años, de manera que la tensión arterial suele ser más baja en la juventud y aumenta a medida que envejecemos. Un cierto incremento de la tensión arterial con la edad es normal.
No se pueden tener las mismas cifras de tensión arterial a los 80 años que a los 50 o a los 20, ya que la rigidez de la pared de las arterias aumenta con la edad.
Pero las cifras recomendables de tensión arterial varían no únicamente en función de la edad, sino también de los antecedentes personales y familiares de cada uno, pues una persona que padezca del corazón o haya tenido algún ictus precisará mantener unas cifras más bajas de tensión que otra que haya gozado hasta el momento de un magnífico estado de salud.
Los factores clave para regular tu tensión arterial
Los pilares para un buen control de la tensión arterial son dos: dieta adecuada y estilo de vida saludable, pero si con ellos no conseguimos nuestro objetivo hay que añadir un tercer pilar, los tratamientos necesarios, como plantas medicinales y aromaterapia, para complementar los otros dos aspectos.
A favor o en contra: presta atención a estos alimentos
El primer pilar es la alimentación. La dieta ideal es muy similar a la vegetariana y debe ser rica en potasio, ácidos grasos esenciales, fibra, calcio, magnesio, vitamina C, vitamina A y carbohidratos complejos (por tanto, incluye abundante verdura, fruta, cereales integrales y legumbres).
Menos del 20% de la población es sensible al sodio. Es decir, menos de la quinta parte de los hipertensos mejoran su tensión arterial reduciendo tan solo la sal de la dieta, pero aun así es una medida que se sigue recomendando.
Para aumentar el gusto de las comidas se pueden complementar con condimentos no hipertensivos: ajo, limón, estragón, perejil, albahaca, cebolla, menta, romero, tomillo…
Los fritos, carnes y productos lácteos favorecen la formación de las placas de ateroma que se depositan en la pared de las arterias y aumentan su rigidez.
La ingesta generosa de alimentos ricos en potasio y bajos en sodio –, como pimiento, calabacín, pepino, setas, puerro, judías verdes, berenjena, lechuga, cebolla, coliflor, espinacas– favorece la eliminación de líquidos.
Conviene asimismo reducir o prescindir de alimentos ricos en sodio, como sal de cocina, sal marina o sal yodada, embutidos, jamón cocido, quesos, pan, clara de huevo, carnes saladas, ahumadas o curadas, pescados salados o ahumados, crustáceos, caviar, yema de huevo, aceitunas, conservas, agua con gas, mantequillas o margarinas, frutos secos salados, sopas de sobre (por el glutamato monosódico) y condimentos salados.
Son importantes los alimentos con alto contenido en fibra. Se puede incluir en la dieta salvado de avena, pectina de manzana, semillas de lino o zaragatona, goma guar o glucomanano, ya que ayudan a disminuir el colesterol, el peso y los metales pesados (factores que favorecen la formación de placas de ateroma).
La vitamina C se encuentra disminuida en muchos hipertensos. Se halla en cantidades importantes en los vegetales, especialmente los muy coloridos (rojos y verdes), y sobre todo en las frutas y verduras crudas.
Las más ricas son las frutas ácidas, ya que el ácido es un factor de estabilidad para la vitamina C: kiwi, naranja, frambuesas, arándanos, fresas, frutas exóticas como bayas de acerola, mango, guayaba y piña. También en el pimiento rojo y verde, los tomates, las espinacas, el zumo de limón, el escaramujo (fruto de la rosa silvestre)…
Los bioflavonoides son pigmentos vegetales con capacidad antioxidante –previenen el envejecimiento prematuro– que están presentes en frutas, verduras y hortalizas como uvas, cerezas, manzanas, pimientos, espinacas o coles. Los cítricos –limones, pomelos y naranjas– contienen elevadas cantidades (sobre todo en la piel interna).
Los niveles de coenzima Q10 en el organismo disminuyen con la edad y en las enfermedades crónicas o degenerativas. Por lo tanto conviene obtener una dosis suplementaria a través de alimentos como los cacahuetes, el pescado azul o las espinacas. Tiene una estructura muy similar a la vitamina K, por lo que puede alterar el efecto del Sintrom.
Los ácidos grasos son esenciales, disminuyen la tensión arterial y son responsables de la generación de las prostaglandinas 1 y 3 (antiinflamatorias). Los especialmente recomendables omega-3 se hallan en nueces, pescado azul, semillas de lino y chía.
La taurina es un ácido orgánico que actúa de neurotransmisor inhibitorio en el sistema nervioso central y que colabora en la función cardiaca y en la musculatura esquelética.
Desempeña un papel importante en la regulación del transporte de minerales como potasio, sodio, magnesio y calcio dentro y fuera de las células cardiovasculares. En concreto, contribuye al equilibrio entre sodio y potasio, esencial en el control de la tensión arterial.
La taurina también suprime la angiotensina, una proteína de la sangre que provoca la elevación de la presión. Ejerce asimismo un efecto tónico sobre el corazón ya que participa en la regulación de la excitabilidad de la membrana celular en el tejido cardiaco.
Regula el control osmótico del calcio y del potasio en el corazón; incrementa la retención de potasio y magnesio en el músculo cardiaco, ayuda a normalizar las contracciones y la frecuencia cardiaca.
Además de en la carne y el pescado se halla en los huevos y derivados, el ajo, las setas shiitake, el musgo de Irlanda, el perejil y los productos lácteos (por cierto, es muy abundante en la insustituible leche materna).
El cinc es un mineral que puede compensar la hipertensión arterial causada por otro mineral, el cadmio. Se encuentra sobre todo en los mariscos, los huevos, las semillas de calabaza, el germen de trigo, la mostaza molida, el cacao en polvo, las semillas secas de sandía, los cacahuetes, la harina de sésamo, los piñones y las pipas de girasol.
La vitamina B6, también llamada piridoxina, posee un efecto preventivo sobre la aterosclerosis. Es sensible al calor de la cocción, a la luz y a los ácidos y se destruye en presencia de hierro. Se encuentra en productos como la levadura de cerveza, el germen y el salvado de trigo, el hígado, la alfalfa germinada o las nueces…
Un estilo de vida saludable
Además de asegurarse los nutrientes mencionados conviene prestar atención a los medicamentos que se toman. El ibuprofeno y la fenilalanina, por ejemplo, pueden aumentar la tensión arterial por lo que, en caso de tomarlos y tener la tensión alta, se debe consultar al médico para que revise el tratamiento.
Los antihistamínicos y los antidepresivos inhibidores de la monoaminooxidasa pueden elevar también la tensión si se toman con alimentos que contienen tiramina o tirosina, como los quesos curados.
El control de la tensión arterial exige finalmente un estilo de vida saludable. ¿Esto qué implica?
- Las suficientes horas de sueño reparador.
- Rrealizar ejercicio físico moderado durante al menos 20 minutos, cinco veces por semana.
- Evitar las prisas, aprender a relativizar las preocupaciones.
- Liberar mente y cuerpo con técnicas que han demostrado científicamente ser eficaces para regular la tensión arterial, como acupuntura, meditación, yoga, respiración consciente o hipnosis.
4 plantas medicinales que equilibran
La potencia curativa depende de la dosis y esta del tipo de preparado: infusiones o tisanas, planta fresca, extractos hidroalcohólicos, destilados… Estas son las principales plantas que ayudan a regular la tensión arterial.
Ajo
El ajo (Allium sativum), crudo y en extracto, disminuye el colesterol, los triglicéridos y las placas de ateroma, pero requiere una flora intestinal en buen estado para digerirlo bien.
Tiene un efecto vasodilatador periférico, entre otros, y puede producir molestias gástricas, dermatitis de contacto y olor característico del aliento y del sudor. Debe evitarse, por su efecto antiagregante plaquetario, en caso de cirugía, plaquetas bajas y tratamiento con sintrom, heparina…
Espino blanco
Las flores y hojas del espino blanco (Crataegus monogyna) reducen la tensión arterial y regulan el ritmo del corazón, tienen un elevado contenido en bioflavonoides y disminuyen la fragilidad capilar. No pueden tomarse con antiarrítmicos convencionales, tipo digoxina, sin control médico.
Ginkgo
El extracto de ginkgo (Ginkgo biloba) tiene acción protectora de la circulación capilar y antiagregante plaquetaria. Aumenta la tolerancia a la falta de oxígeno en los tejidos y es antioxidante, antiinflamatorio y neuroprotector.
Puede producir molestias digestivas y dolor de cabeza. Por otra parte, antes de tomarlo conviene consultar con el médico si se está tomando algún medicamento, pues puede interaccionar con una variedad de fármacos, desde antiagregantes y anticoagulantes a antipsicóticos. Además está contraindicado en casos de epilepsia.
Hoja de olivo
La hoja del olivo (Olea europaea) ejerce acciones antihipertensiva, antiarrítmica y vasodilatadora coronaria.
Hay que buscar preparados que garanticen un contenido mínimo de 5% de oleuropeósido.
Tratamiento con aceites esenciales quimiotipados
Los aceites esenciales quimiotipados (AEQT) son completamente puros, biológicos e íntegros. De ellos se conoce exactamente la composición molecular, de manera que se maximiza la efectividad y se reduce el riesgo de sufrir efectos secundarios indeseables.
La terapia con aceites esenciales es sumamente potente, por lo que nunca se deben sobrepasar las dosis y la duración de los tratamientos recomendados.
Los aceites que proponemos se pueden tomar por vía oral, a razón de 1 gota de cada aceite esencial mezclada en una cucharadita de aceite de oliva, tres veces al día, semana sí, semana no, hasta observar una mejoría notable de la tensión arterial.
Ylang ylang
El aceite esencial de ylang ylang (Cananga odorata) está indicado en taquicardias, hipertensión arterial y diabetes. además, es equilibrador nervioso, armonizador, y se emplea contra el insomnio y como tónico sexual.
Como libera endorfinas se utiliza en casos de dolor crónico y terminal. Poner 1 gota en la muñeca 3 veces al día e ir inhalando repetidamente.
Mejorana
El aceite esencial de mejorana (Origanum majorana) es útil –inhalado o tópico en el plexo solar y muñecas (a la misma dosis que el ylang ylang)– ante problemas nerviosos con repercusiones físicas y psicológicas, en caso de colapso o bloqueo mental y cuando se está muy acelerado.
Se emplea este aceite además en úlceras, dolores gástricos, infecciones digestivas y contra espasmos.
Esencia de mandarina
La esencia de mandarina (Citrus reticulata) es relajante y sedante. muy usada en niños. Tiene acción tónico digestiva y se emplea en malas digestiones, dolor de estómago, eructos, como laxante ligero y en cólicos del lactante.
Aplicar 1-2 gotas al día diluidas en una base de aceite vegetal o de crema, en mayores de 3 años. no aplicar en zonas expuestas al sol.
cuerpomente
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