La Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento y de los Productos de Salud (ANSM) ha explicado que es un riesgo “poco común pero grave”. De manera paradójica precisamente por ser poco habitual el organismo sanitario recomienda que quienes tengan puestas esas prótesis no se las quiten para prevenir posibles daños.
Entiendo que con la excusa de no alarmar a la población, es decir, que el escándalo no vaya a mayores, la información que suministra la agencia francesa la da con cuentagotas pues lo que ha trascendido es que los implantes señalados ahora son “rugosos” y también aquellos con superficie recubierta en poliuretano, que no es decir mucho. De hecho, el asunto puede ser mucho más grave de lo que nos cuentan. Me comenta el médico y perito Marcos Francisco Paya:
He leído la interdicción redactada por la autoridad que emite el aviso porque estoy peritando un caso. Lo que prohíbe son TODAS la prótesis con superficie texturada. Es decir que en Francia tendrían que explantar a 500.00 pacientes y en España unas 300.000″.
Sabemos eso y que en total hay seis fabricantes afectados por esa medida que entra en vigor hoy viernes. En Francia, con datos de 2017, existen en total unas 400.000 mujeres con prótesis mamarias.
Es imposible no asociar lo que ahora ocurre con el caso de las llamadas prótesis PIP. El producto destinado al pecho de las mujeres fue retirado del mercado en el año 2010.
Su fabricante recibió cientos de sentencias judiciales en contra por los daños causados. Y es que este tipo de cáncer no se da en personas que no portan siliconas de implante.
Las autoridades sanitarias de nuestro país vecino están a la vanguardia mundial en lo que a proteger a su población de daños por medicamentos y productos sanitarios y están reconociendo de nuevo, aunque de manera temerosa, que este tipo de implantes son un escándalo. Aquí en España con las prótesis PIP se actuó tarde y mal.
El Ministerio de Sanidad intentó también no alarmar para proteger los intereses de las compañías productoras de estas prótesis. Como si lo ocurrido con los productos de la empresa Poly Implant Prothèse no fuera alarmante. Qué va, como para estar tranquilas portando unas prótesis que provocan “altas tasas de rotura“, indicaba en su momento la agencia reguladora española.
El 83% de las mujeres que se ponen este tipo de productos sanitarios lo hacen por motivos estéticos y el 17% tras una cirugía de reconstrucción de sus pechos tras una operación oncológica. Hace unos años contamos el caso de Cristina, una afectada por unos implantes que necesitaba:
La conocí gracias a que acudió a nuestro Bufete Almodóvar & Jara aunque ya no volví a saber nada de ella. Ahora, por desgracia, la historia se repite, quizá porque sigue sin aplicarse el principio de precaución: Si un producto resulta defectuoso lo coherente es retirarlo del mercado (todas las marcas, no sólo la problemática) hasta que se demuestre que es 100% seguro. Lo escrito, si esto sucede en Francia ¿no estará ocurriendo lo mismo aquí en España y en el resto de países del mundo?
Miguel Jara
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