Son fechas en las que solo se aboga por un consumismo atroz que da pan para hoy y hambre para mañana como llevamos comprobando estos últimos años.
Se engaña a los niños, a los necesitados, a los obreros, a los comerciantes, a los autónomos e incluso nos engañamos a nosotros mismos albergando alguna esperanza de que algo vaya a cambiar al iniciar el nuevo año.
Toda la pestilente y decadente imagen de una sociedad se ve camuflada bajo luces de colores mientras los sentimientos bucean en alcohol enfrentando a una forzosa visita a gente de una misma familia que no se aguantan, pero claro, como es Navidad: ¡seamos falsos!
Nada cambia, todo sigue igual y si pueden, los mercados te quitarán hasta la médula espinal.
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