lunes, 19 de septiembre de 2022

Independencia de México - Las Guerras Masónicas en los Gobiernos de la República

 

Independencia de xico - Las Guerras Masónicas en los Gobiernos de la República


Tras la independencia se desencadenó una constante inestabilidad a consecuencia de los continuos asedios al poder provocados por las Logias Masónicas del Rito Escocés y por las Logias afines al Rito de York, y una tercera Logia Mexicana. El convulso siglo XIX en México desembocó en la conocida Revolución Mexicana a comienzos del siglo XX.

La primera masonería en México


La masonería organizada parece haberse establecido en México durante la guerra civil que culminó en la independencia, aunque la fecha exacta se desconoce. José María Luis Mora afirmó que fue en 1813, mientras que Lucas Alamán señaló que fue en 1817 o 1818. Otro José María Tornel apuntó que fue en 1820. De acuerdo con Alamán y Mora, las primeras logias que se instauraron trabajaban bajo el rito escocés y estaban integradas por españoles, miembros de las tropas expedicionarias, y algunos religiosos franciscanos, dirigidas por el oidor español Felipe Martínez de Aragón y Fausto de Elhuyar, aunque también se incorporaron a ellas algunos americanos destacados, como José María Fagoaga, Ignacio García Illueca y Tomás Murphy (Alamán, 1986: 43; Mora, 1963: 7-8; Tornel, 1985: 28).

Las afirmaciones de estos historiadores coinciden con las de José María Chavero (1829: 26 de agosto), quien señaló que desde mucho ants de la independencia existía una logia escocesa titulada "Arquitectura moral", dirigida por el oidor Martínez, y ubicada en la calle de Santa Teresa la Antigua, casa número 2. Aseguró que dicho taller estaba compuesto de numerosos "gachupines", enemigos de la independencia, al cual se incorporaron escasos americanos que también se inclinaban por mantener la unión con la monarquía; entre ellos el escritor Francisco Ibar, quien más tarde sería uno de los más acérrimos enemigos de los yorkinos.

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Estas narraciones decimonónicas ubican a las primeras logias en la ciudad de México; sin embargo, también se tienen noticias de la temprana existencia de, al menos, una logia en Veracruz. En 1816 se siguieron dos causas en la Inquisición por francmasonería. En la primera de ellas, Francisco Vicente Pérez Durán señaló que en 1814 había conocido y tratado a Gonzalo de Ulloa —Teniente de Fragata y Comandante del cuerpo de patriotas de la plaza de Veracruz—, quien le confesó ser francmasón y le comentó sobre la existencia de una logia en aquella ciudad. En la segunda, seguida en Zacatecas, Juan Antonio Zarandona expresó que Juan José Martínez —mercader viandante originario de Vigo— aseguraba que en Veracruz había muchos masones, y que en Zacatecas también existían algunos, entre ellos el propio Intendente José de Gayangos, quien había asistido a la logia en Veracruz (AGN, Inq.). Desafortunadamente estas causas no proporcionan información sobre el rito en el que trabajaba esa logia veracruzana; ni permiten saber si era la misma o si había más de una, pero al menos muestran la temprana presencia de masonería organizada en aquella zona.

En la década de 1810-1820 también hubo actividad masónica organizada en la Península de Yucatán. La masonería arribó a Campeche alrededor de 1817, por la llegada de militares emigrados de la metrópoli y por el naufragio de la fragata Ifigenia, entre cuyos pasajeros venían varios masones. Estos masones trabajaban en el rito escocés, que difundieron en esa provincia, y a cuyas logias se incorporó la alta jerarquía militar y los ricos comerciantes de la zona. Por esas fechas, en Mérida se fundó una logia del rito de York, llamada "La Aurora", al parecer establecida por el español José de Obando y Adorno, a la que se incorporó también un grupo importante de militares y eclesiásticos. Unos años después esta logia se cambió al rito de Escocia (Campos, 2003).

En 1822 el Gran Consistorio del Rito Escocés de aquella zona buscó incorporar a su jurisdicción a las logias establecidas en distintas ciudades yucatecas, para lo cual nombró inspector al Capitán General de Yucatán, Melchor Álvarez, a fin de que éste otorgara el grado de Rosa Cruz a doce miembros propuestos por las logias locales y formara un Capítulo provincial (Campos, 2003: 90-91). Este cuerpo masónico tuvo una importante relación con el Gran Consistorio de La Habana. De hecho, es muy probable que este último haya colaborado para la instalación del Gran Consistorio de Yucatán, mismo que inicialmente debe haber estado bajo su jurisdicción, pues en 1822 se publicó un discurso del Gran Consistorio de Yucatán, que se despedía del de La Habana, porque se uniría al Gran Consejo de Veracruz (Gran Consistorio, 1822). En 1818 se había fundado en aquella ciudad cubana un Gran Consistorio del grado 32 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado (Castellano, 1996: 49), de modo que posiblemente a ese cuerpo estaba dirigido el discurso de despedida del de Yucatán.


Ese documento permite constatar que para 1822 los grados superiores del rito escocés ya estaban organizados tanto en la Península de Yucatán como en Veracruz, lo cual hace suponer que ya tenía tiempo funcionando.

Otro aspecto por el cual la masonería cubana fue importante para la primera masonería en México, fue que al menos dos de los masones más destacados y políticamente activos en México se iniciaron en La Habana: José María Alpuche, en 1804 (Registro, 1830: 10 de marzo), y Manuel Gómez Pedraza, en 1821 (Gómez, 1821: 29). La relación de mexicanos con la masonería en Cuba y en España —donde se iniciaron al menos José María Fagoaga, Servando Teresa de Mier y Miguel Santa María (AGN, Ind.)— fue sin duda otro medio para que esta asociación se diera a conocer en este territorio, amén de que debe haber contribuido a la expansión de logias del rito escocés en la capital, pues, según la historiografía, Fagoaga y Santa María se incorporaron a ellas cuando regresaron a México.

Poco se sabe acerca de la actividad política de los primeros masones en México. Los historiadores decimonónicos tienden a sostener que los escoceses fraguaron el Plan de Casa Mata, a partir del cual se precipitó la caída del imperio de Agustín de Iturbide, que estableció en México tras la consumación de la independencia. Hasta ahora no se han encontrado elementos suficientes para afirmar que todo ese plan haya sido formulado por la masonería (Ávila, 2004a: 257-258), pero sí he podido comprobar que la logia "Aurora Yucateca" se manifestó en contra de las que llamaba "medidas despóticas" de Iturbide, como la disolución del congreso, y a favor de las disposiciones de la Junta de Becal, la cual se adhirió al Plan de Casa Mata (["Aurora"], 1823; Zuleta, 2003: 166).

Este es uno de los primeros casos en los que pueden observarse cómo los miembros de la masonería, actuando en su calidad de masones y expresándose a nombre de su organización, ejecutaron acciones políticas. La logia "Aurora Yucateca" ofreció al Capitán General Melchor Álvarez "el mallete, la pluma y la espada" para la defensa de su persona y de las libertades que consideraban violentadas por Iturbide (["Aurora"], 1823). Sin embargo, como se verá, este tipo de funcionamiento fue mucho más claro en el caso de las obediencias del rito de York, o por lo menos, se conservan más fuentes para documentarlo.

Fundación y expansión del rito de York


Tras la caída de Iturbide en 1823, los grupos políticos de las provincias exigieron el establecimiento de una república federal, que respetara la autonomía de las regiones. En octubre del siguiente año, fue promulgada la Constitución Federal y se eligió presidente a Guadalupe Victoria. Una parte de los masones escoceses se había inclinado, primero, por mantener la unión con la monarquía hispánica, después, por la monarquía constitucional y finalmente, algunos de ellos preferían la república central y habían estado en contra de la elección de Victoria, lo cual provocó que el nuevo gobierno se sintiera temeroso de su influjo (Alamán, 1986: 89, 410, 474). Contrarrestarlo debe haber sido una de las razones que llevaron a varios actores políticos mexicanos a establecer logias del rito de York en el país, con el fin de oponerse a sus contrincantes con sus mismos medios y conseguir un espacio de organización para la consolidación del proyecto republicano federal. Para hacerlo contaron con el impulso del ministro plenipotenciario norteamericano Joel R. Poinsett, quien era un prominente miembro de la masonería estadounidense y deseaba instruir a los políticos mexicanos en el funcionamiento de las instituciones federalistas, para lo cual la masonería yorkina le parecía un medio idóneo (Ávila, 2004c: 52-53; Rich, 1997).

La mayoría de los autores decimonónicos coinciden en señalar que la organización de las obediencias yorkinas en México se inició alrededor de septiembre de 1825 y que entre sus principales promotores se encontraban algunos emigrados del rito escocés como Lorenzo de Zavala, José María Alpuche, José María Tornel y Miguel Ramos Arizpe (Alamán, 1986: 474; Zavala, 18 31-32: 257-258; Tornel, 1985: 46).

La carta patente para la Gran Logia Nacional Mexicana fue obtenida, en 1826, de la Gran Logia de Nueva York, gracias a la intermediación de Poinsett. Con base en las solicitudes de títulos presentadas a dicha Gran Logia, Costeloe indica que algunos de los personajes que se incorporaron posteriormente al rito fueron Félix María Aburto, Juan Nepomuceno Pérez, José N. Telles, José María Tornel, Alexander Yhary, Antonio J. Valdés, Albino Pérez, Vicente Guerrero, José Serrano, Pedro María Anaya, Juan Unzueta, Guillermo Gardette, José de Aldana y José Manuel Palomino (Costeloe, 1996: 50). A esta lista pueden añadirse Agustín Viesca, Vicente Filisola, Luis Cortázar, Joaquín Parrés, Juan José Codallos, Zenón Fernández, Anastasio Bustamante, José Ignacio Basadre, [José María] Chavero, Mariano Arista, Juan Andrade, Manuel Reyes Veramendi, José María Arechaga, [¿?] Inclán y [Eugenio] Tolsá, quienes son mencionados por el historiador de la masonería José María Mateos (2003: 16) como algunos de sus primeros integrantes. He podido ubicar también como masones yorkinos en 1826 a José Manuel Herrera, al emigrado cubano José Teurbe Tolón y a Isidro Gondra (Herrera, 1826).

Los cuerpos masónicos que trabajaban en el rito de York se extendieron rápidamente. Gracias a las cartas de José María Tornel (1826b) y Mariano Arista (1826), es posible constatar que para 1826 se habían instalado ya por lo menos 18 logias simbólicas, un taller ambulante en el regimiento número 2, la Gran Logia Nacional Mexicana, ubicada en la ciudad de México, y un Capítulo de Reales Arcos, titulado "La Libertad". Por todo ello, Lorenzo de Zavala se congratulaba de la rápida expansión que estaba teniendo la "masonería Republicana de York" (Zavala, 1826).

Durante 1826 y 1827 los dirigentes de la Gran Logia Nacional Mexicana se dedicaron a tratar de extender por el país el influjo de su organización. Para ello aprovecharon la estructura institucional del nuevo sistema político y las relaciones que ésta les permitió entablar. Por ejemplo, debido a que el sistema era representativo y federal, en la Ciudad de México se instauró un congreso nacional al que acudieron legisladores de todos los estados de la federación. Los principales yorkinos que se encontraban en la capital, muchos de los cuales también ocupaban importantes cargos públicos, pudieron conocer a los actores políticos locales que llegaban a la ciudad y vincularse con aquellos que tenían proyectos políticos semejantes al suyo. Algunos de esos legisladores estatales se iniciaron en la masonería del rito de York, y cuando regresaron a sus ciudades de origen llevaban la comisión de establecer logias en ellas. Así sucedió con Santiago Abreu, diputado por Nuevo México, a quien el Gran Maestro de la Gran Logia Nacional Mexicana, Vicente Guerrero, otorgó poderes para establecer una logia simbólica en Chihuahua (Guerrero, 1827). De forma semejante, cuando el gobierno nacional nombró a Anastasio Bustamante como Comandante General de las Provincias Internas de Oriente, éste llevaba la encomienda de dar a conocer la masonería yorkina en aquella parte del país (Bustamante, 1826; Madero, 2003: 315-321). Además se establecieron logias ambulantes en varios regimientos del ejército, que también contribuyeron a la expansión de los cuerpos yorkinos fuera de la zona central de la República.

Para 1828 la estructura masónica del rito de York se había extendido en México de forma notable. De acuerdo con el catálogo elaborado por Agustín Viesca, entonces Gran Secretario de la Gran Logia Nacional Mexicana, en ese año ésta tenía bajo su jurisdicción 102 logias simbólicas, aunque no me parece posible comprobar este número. La mayor concentración de logias se daba en el Estado de México, el Distrito Federal, Veracruz y Puebla; en el Norte y en el Sur del país eran un poco más escasas, sin embargo, había al menos una logia en todos los estados que componían la Federación. El número de talleres ambulantes en los regimientos del ejército también había aumentado significativamente, pues había llegado a trece (Ibar, 1830). Y en el estado de Puebla se había establecido otra Gran Logia, aunque se desconoce cuántas logias tenía bajo su jurisdicción (Gran Logia, 1828).

El discurso yorkino y la formación de las imágenes públicas


Prácticamente desde que las obediencias del rito de York se establecieron en México, varios publicistas que se habían iniciado en él, o que al menos eran partidarios de su proyecto político, se dedicaron a construir la imagen pública del grupo yorkino y del que consideraban su contrincante: el escocés. Con ello, las divisiones que se habían creado en la clase política mexicana desde la independencia, que primero se definieron en el debate público con los términos españoles de liberales y serviles, y más tarde con los de iturbidistas-federalistas y borbonistas-centralistas, se trasladaron a las categorías masónicas de escoceses y yorkinos. En realidad, esas divisiones en la clase política no eran tan tajantes como las presentó el debate público. Los yorkinos radicalizaron las imágenes públicas que se habían creado en los impresos, y las retomaron para formular su discurso político (Vázquez, 2008).

En torno a esas imágenes públicas, los escritores del periodo discutieron sobre la forma en que entendían el nuevo sistema político, la manera en que debían funcionar las instituciones y las prácticas que lo sustentaban, y a definir sus conceptos fundamentales como la soberanía, la representación, la legitimidad, entre otros. La formulación de las imágenes públicas tuvo entonces gran importancia, porque los grupos que se disputaban el poder quedaron identificados con una serie de principios que legitimaban o deslegitimaban sus acciones políticas.

Debido a que entre los masones escoceses había numerosos españoles, y a que muchos se habían mostrado a favor de la monarquía constitucional e incluso a favor de seguir unidos a la metrópoli (Alamán, 1986: 89), fue fácil para los publicistas yorkinos acusar a los escoceses de enemigos de la independencia y de la república. Además, al grupo escocés se incorporaron también algunos personajes que eran considerados partidarios de la república central, como Nicolás Bravo, con lo que también se les catalogó como enemigos de la federación. Por último, en las filas escocesas había personajes como José María Fagoaga, miembros de los sectores social, económica y políticamente privilegiados de la capital; y en ese sentido el discurso yorkino los calificó de "aristócratas", que preferían un sistema central para controlar el país despóticamente desde el centro. Con estos planteamientos, el discurso yorkino unificó en un solo grupo a todos sus contrincantes políticos, de tal modo que, mediante sus vínculos masónicos, en los escoceses quedaron agrupados todos los supuestos "enemigos de la patria" y de los principios que sustentaban el nuevo orden político.


Al mismo tiempo, los yorkinos se construyeron una imagen pública propia en la que se identificaron con la defensa de una serie de principios, proyectos y valores que, según sostenían, eran los que defendía la mayoría de la nación: la independencia, la libertad, el sistema americano, el federalismo, la república, la igualdad y una amplia participación política. Con ello, lograron presentarse como los voceros de la voluntad general, como los protectores de los intereses nacionales y del sistema político elegido por los mexicanos.

Esta estrategia fue sumamente hábil, pues gracias a ella lograron hacer aparecer a los escoceses como una mera facción, que por proteger sus miras particulares estaba dispuesta a renunciar a los logros de los patriotas, nombre que los yorkinos adoptaron y con el que se presentaban en los papeles públicos. Su discurso fue capaz de inhibir políticamente a sus contrincantes durante algunos años, pues cada propuesta o acto de algún personaje catalogado como escocés era inmediatamente calificado de borbónico, tendiente a la reconquista o al menos de desestabilizador. Ello limitó el apoyo que recibieron los proyectos de los llamados escoceses e incluso, durante un tiempo, sus triunfos electorales.


Por todo lo anterior, es posible sostener que una parte fundamental de la actuación política de los yorkinos fue el aspecto discursivo. Las imágenes públicas que elaboraron de los grupos en contienda por el poder, la discusión pública sobre las características que debían tener los fundamentos del sistema político, y, en general, la participación en el debate público fueron una forma de hacer política, tan eficaz como las negociaciones directas, la formación de alianzas o la incidencia en los procesos electorales. Es decir, el debate público era un espacio de legitimación tan importante como las elecciones o las disposiciones constitucionales.

Sin embargo, esta parte de la actuación política yorkina no estuvo directamente relacionada con la estructura masónica, como sí, lo estuvieron las acciones que se analizan en el siguiente apartado.

El rito de York como centro de acción política


Para quienes se iniciaron en las "sociedades masónicas" que habían "levantado sus columnas bajo el rito de York", era claro que una de las principales finalidades de dichas sociedades era el sostén de las instituciones políticas, entendidas como el sistema republicano y federal (["Apoteosis"], 1827). Esto implicaba que los yorkinos, no sólo como ciudadanos sino también como miembros del Rito, debían cuidar los fundamentos del edificio social, así como defender y respetar al gobierno de Guadalupe Victoria, que se había establecido sobre esas bases. Por tal razón, si algún miembro de una logia yorkina se manifestaba públicamente en contra del gobierno, o lo atacaba en los papeles públicos, era reprendido por los miembros de la Gran Logia Nacional Mexicana y conminado a desdecirse, como le sucedió a José María Alpuche cuando criticó las medidas tomadas por el gobierno en contra del marqués de Santángelo, un italiano que fue expulsado del país debido a sus publicaciones (Tornel, 1826a).

Otro de los principales deberes de los yorkinos era desprestigiar a los escoceses, difundiendo la negativa imagen pública que les habían creado, y tratar de mantenerlos lejos de los cargos públicos. Este deber era tan importante que, si no se cumplía con él y se sospechaba que un yorkino apoyaba a los escoceses, ya fuera de palabra o de obra, podía ser acusado de "infiel al rito de York" y ser sometido a un juicio masónico por ello, como le ocurrió al aprendiz Luis Zuloaga en Chihuahua (["Apoteosis"], 1827) y al propio José María Tornel en la ciudad de México (Secretaría, 1828).


Sus deberes como masones yorkinos también incluían trabajar para que los miembros de la organización yorkina, o al menos quienes compartían sus ideas políticas, resultaran triunfadores en los diversos procesos electorales, que iban desde las elecciones para los ayuntamientos hasta las de las legislaturas locales y el congreso nacional. Estos trabajos consistían principalmente en "formar la opinión" a favor de sus candidatos, pero también en cosas tan concretas como elaborar y repartir listas impresas con los nombres de los sujetos en quienes deseaban que recayeran los votos, apropiarse de las listas elaboradas por sus opositores para evitar que llegaran a las mesas electorales, o incluso cometer "irregularidades" en estos procesos, como votar en más de una ocasión (["Apoteosis"], 1827).

Para 1828 los yorkinos ya habían logrado establecer logias por casi todo el territorio nacional, y habían consolidado su discurso legitimador, con lo cual la Gran Logia Nacional Mexicana estuvo en condiciones de desplegar todo su aparato organizativo, con miras a triunfar en los procesos electorales que tendrían lugar ese año, tanto para las legislaturas como para la presidencia de la república.


La dirigencia yorkina implementó un plan, perfectamente organizado, para ese fin. En junio de 1828 la Gran Logia Nacional Mexicana envió una plancha a todos los talleres de su jurisdicción para que comenzaran a formar la opinión a favor de los "patriotas" que debían ser nombrados diputados. Indicaba que dichos nombramientos debían recaer en individuos de probidad, ilustración, concepto público, conocida adhesión a la independencia y a las instituciones federales, e imponían como condición indispensable que pertenecieran al rito de York en opiniones y sentimientos. Los talleres debían ponerse de acuerdo mediante comisiones para formular su plan de operaciones (Gran Logia, 1828).

Por su parte, la Gran Logia formó en su seno una comisión de cinco individuos, con la que debían mantener correspondencia los talleres foráneos, para informarle sobre los individuos a los que se hubiera acordado nombrar diputados y acerca del estado que guardaba la opinión respecto a ellos, así como para mantenerla al tanto de cualquier dificultad que se presentara. Dicha comisión estaría encargada también de ponerse en contacto con los yorkinos que radicaran en los estados o territorios donde aún no se hubieran instalado logias del rito, a fin de que ellos dirigieran las elecciones conforme a las bases del plan que habían trazado (Gran Logia, 1828).


Pese a toda esta organización, el plan causó problemas, pues numerosos masones yorkinos deseaban ocupar los cargos públicos, lo cual ocasionó que algunos de los comisionados estatales se vieran precisados a solicitar a los dirigentes de la Gran Logia que les enviaran listas con los nombres de las personas que les parecían más apropiadas para presentarse a las elecciones (Costeloe, 1996: 174).

Sólo con este ejemplo, bastaría para comprender la forma en que la dirigencia yorkina utilizó la estructura jerárquica y organizativa de la masonería, sus lealtades y sus canales de comunicación, para realizar actividades de orden político. Sin embargo, esto fue aún más notorio en la contienda por la presidencia.


La elección del presidente tendría lugar en septiembre de 1828 y sería realizada por las legislaturas estatales, quienes debían nombrar, a mayoría absoluta de votos, dos individuos. Los votos provenientes de todos los estados serían contados por el Congreso Nacional. La persona que obtuviera más votos sería el presidente y el segundo lugar ocuparía la vicepresidencia de la República.

Los yorkinos analizaron cuidadosamente a qué candidato concederían su apoyo, pues había varios miembros de su agrupación que podían aspirar a la dirección del Ejecutivo. Entre ellos se encontraban Lorenzo de Zavala, Ignacio Esteva, José María Tornel, Anastasio Bustamante y Vicente Guerrero, a la sazón Gran Maestro de la Gran Logia Nacional Mexicana (Los amantes, 1828).


La Gran Logia formó una comisión de cinco individuos para examinar las cualidades, virtudes y merecimientos de los distintos candidatos, la cual decidió otorgar su apoyo al "benemérito General Vicente Guerrero" (Herrera, 1828a). A partir de ese momento, los miembros de la Gran Logia emplearon los recursos que les ofrecía la organización nacional yorkina para buscar que Guerrero alcanzara el triunfo (Tornel, 1985: 311-312).

En primer lugar, los publicistas yorkinos realizaron una fuerte campaña en los papeles públicos, en la cual exaltaban las cualidades de Guerrero, y procuraban deslegitimar a su principal contrincante, Manuel Gómez Pedraza, sobre todo destacando que éste pertenecía a los escoceses, a quienes, como se recordará, los yorkinos calificaban de enemigos de la independencia, la república y la federación (Los Amantes, 1828; El Coyote, 1828; El Sol, 1828: 9 de agosto).


En segundo lugar, el Secretario de la Gran Logia, José Manuel Herrera, envió comunicados a las logias simbólicas locales, en las que les informaba que la comisión había elegido como candidato a la presidencia a Guerrero y para la vicepresidencia a Anastasio Bustamante. Les pedía que secundaran el plan, para lo cual sugería que los miembros de las logias en los estados incidieran en los ayuntamientos para que éstos expusieran que la opinión de los pueblos estaba decidida a favor de Guerrero (Herrera, 1828b). Todo parece indicar que esta solicitud de Herrera fue escuchada, pues en diversas partes del país los ayuntamientos enviaron representaciones a sus legislaturas solicitándoles que concedieran su voto a Guerrero, como hicieron las municipalidades de Orizaba y Veracruz (El Sol, 1828: 5 de octubre; Di Tella, 1994: 222).

A primera vista estas acciones podrían carecer de sentido, pues los votos los emitirían las legislaturas, y los ayuntamientos no tenían ninguna injerencia en las decisiones de éstas. Sin embargo, desde 1826 los publicistas yorkinos habían difundido una idea del sistema político en el que los ayuntamientos jugaban un papel fundamental, pues aunque carecían de representación política en sentido estricto, estaban formados por personajes que habían sido nombrados por elección popular, realizaban importantes trabajos en los procesos electorales, y podían hacer representaciones a nombre de sus pueblos, por lo cual poseían la fuerza suficiente como para considerar la expresión de su voz (Vázquez, 2008). Por tal razón, las representaciones a favor de Guerrero le otorgaban notable legitimidad a su candidatura, amén de que ponían gran presión sobre las legislaturas para que le otorgaran sus votos.

Gnral. Antonio López de Santa Anna

A pesar de ello, Guerrero no resultó electo como presidente; el triunfador fue Gómez Pedraza. Tras ese fracaso, los acontecimientos se precipitaron. Antonio López de Santa Anna encabezó un movimiento armado para colocar a Guerrero en la presidencia, y poco después hubo un motín en la Ciudad de México. Gómez Pedraza huyó de la ciudad y renunció a su triunfo. El congreso, al calificar las elecciones, dictaminó que las legislaturas habían votado en contra de los "deseos de sus comitentes", por lo que declaró insubsistente la elección y nombró presidente a Vicente Guerrero y vicepresidente a Anastasio Bustamante (Bocanegra, 1985: 505-509). Esta medida excedía las facultades que la Constitución había dado al Congreso, pero se explica si se considera que en la comisión encargada de calificar las elecciones había un considerable número de yorkinos, pues de trece legisladores que la componían, siete lo eran: Manuel García Tato, Vicente Güido de Güido, Ignacio Basadre, José María Bocanegra, José María Alpuche, José Sixto Berduzco y Juan Evangelista Guadalajara.

Algunos gobernadores interpretaron la llegada de Vicente Guerrero a la presidencia como una imposición del centro a la voluntad de los estados. Cuando Gómez Pedraza dejó la ciudad de México, se dirigió a Jalisco, en donde pensaba que iniciaría la defensa de su gobierno. Por su parte, los generales Vicente Filisola, quien había sido yorkino pero ahora se oponía al movimiento a favor de Guerrero, y Melchor Múzquiz, que había sido gobernador del estado de México y era enemigo de Lorenzo de Zavala, se habían reunido en Puebla para marchar en contra de Guerrero, pero la milicia local se amotinó. Una cosa semejante pasó en Guanajuato. El gobernador Carlos Montes de Oca buscó establecer una alianza con Jalisco, Michoacán, San Luis Potosí y Zacatecas, pero los milicianos bajo el mando de Luis Cortázar se pronunciaron a favor del antiguo caudillo insurgente. La documentación existente en el Archivo General de la Nación muestra que Guerrero estaba en comunicación con oficiales de mediana y baja graduación en las milicias y en el ejército, en especial en las unidades que contaban con talleres ambulantes (Ávila, 2004b: t. I, p. 85).

Con este resultado final puede verse que, aunque el plan implementado por la Gran Logia no haya sido suficiente para que Guerrero fuera designado presidente, las acciones que habían realizado sí les fueron muy útiles, pues gracias a las representaciones de los ayuntamientos, al discurso yorkino en los papeles públicos y a los movimientos armados y populares a favor de Guerrero, los yorkinos pudieron sostener —en el congreso y en los impresos— que los representantes no habían respetado los deseos de sus comitentes, lo cual les parecía motivo suficiente para descalificar la elección de Gómez Pedraza. Con ese argumento ignoraron los votos de las legislaturas y pretendieron dar legitimidad a la llegada de Guerrero a la presidencia, aunque ésta no haya sido por las vías constitucionales.

Sin embargo, el triunfo no les duró mucho. Durante los pocos meses de 1829 que Guerrero estuvo al frente del Ejecutivo tuvo que afrontar numerosos problemas, desde el intento de reconquista española encabezado por Isidro Barradas hasta la escasez del erario y las quejas por las medidas impositivas que trataba de establecer su Ministro de Hacienda, Lorenzo de Zavala (Serrano Ortega, 2002: 87-110). Además, hubo una escisión en las filas yorkinas, que por una parte parece haberse debido a que los sectores exaltados de las obediencias yorkinas estaban descontentos con la política conciliadora de Guerrero con los miembros de otros grupos políticos; y por otra, al temor que despertaba en algunos yorkinos y en muchos otros actores políticos la movilización popular a la que Guerrero y los suyos habían recurrido (Vázquez, 2008).


Todo este proceso culminó a finales de 1829 con un pronunciamiento para derrocar al presidente, encabezado por el propio Anastasio Bustamante, quien fungía como vicepresidente y había sido un connotado miembro de la organización yorkina. En él recayó la titularidad del Ejecutivo cuando se derrotó al gobierno de Guerrero.

Con dicho pronunciamiento, conocido como el Plan de Jalapa, llegó al poder un grupo que deseaba reducir las vías de participación política que se habían abierto durante los años anteriores y que procuraba aplicar un liberalismo moderado (Serrano y Chust, 2008), pero también necesitaba impedir que sus contrincantes intentaran recuperar el control de los negocios públicos, para lo cual, entre otras cosas, era preciso desarticular a los yorkinos.


Durante 1830 el gobierno emanado del Plan de Jalapa encarceló o formó causas a reconocidos escritores yorkinos, como Pablo de Villavicencio, Luis Espino y José Ramón García Ugarte (Suárez y Navarro, 1987: 203-204; Bustamante, 2000). Lucas Alamán, quien era el ministro de Relaciones, comenzó a destituir a las autoridades yorkinas que se habían establecido el año anterior. Como desde 1828 se había dictado una ley de prohibición de sociedades secretas, hubo numerosas delaciones de logias estatales y de su relación con las legislaturas, los ayuntamientos o los gobernadores, de modo que la pertenencia a las obediencias del rito de York se convirtió en una causa para perder el cargo ([Ayuntamiento], 1830; Videgaray, 1830; Costeloe, 1996: 257). A pesar de ello algunas logias locales, como la de Zacatlán, siguieron trabajando, pero fueron objeto de persecución, tanto por las autoridades civiles como las eclesiásticas (Autos, 1830).

Finalmente, el gobierno comenzó un claro proceso de desarticulación de lo que quedaba de la plana mayor yorkina. Alpuche fue acusado de conspiración por haber invitado a Manuel Mier y Terán a iniciar una revuelta contra el gobierno y se le expatrió por seis años. Anastasio y Mariano Zerecero, así como Lucas Balderas, también se vieron envueltos en una conspiración; Anastasio fue expatriado por cinco años y Mariano condenado a la pena capital, aunque recibió el indulto, al parecer gracias a la intervención de Anastasio Bustamante. Balderas fue arrestado, igual que Manuel Reyes Veramendi. Finalmente a Isidro Gondra se le acusó de conspiración y de contribuir con Guerrero al desarrollo de la guerra contra el gobierno que estaba dirigiendo en el Sur, por lo que se le desterró por cuatro años. Hubo también numerosas acusaciones en contra de Zavala, y aunque no prosperaron, él decidió salir del país rumbo a Estados Unidos. A su lado partieron otros dos importantes publicistas yorkinos, editores del Correo de la Federación: Ramón Ceruti y el llamado conde Cornaro. Juan Nepomuceno Almonte, huyó y permaneció oculto cuando estuvo cerca de verse implicado en un problema por recibir una correspondencia secreta de la que tuvo noticia el gobierno. Además, el senador Hernández Chico, redactor del periódico de oposición El Atleta, murió el 1 de abril de 1830. De ese modo, la dirigencia yorkina quedó prácticamente destruida (AGSCJN, AP; Registro, 1830: 10 de marzo y 10 de septiembre; Ibar, 1830: 21 de mayo; Costeloe, 1996:265-271; Bustamante, 2000).

Es posible entonces sostener que, a causa de las divisiones internas, de los conflictos que hubo de afrontar la plana mayor yorkina cuando llegó al poder durante la presidencia de Guerrero, y de la persecución de que fueron objeto los yorkinos durante la administración Alamán, a partir de 1830 las obediencias del rito de York dejaron de funcionar como centro de acción política. A pesar de ello, no desaparecieron las lealtades que éstas generaban, pues durante el desarrollo de la Guerra del Sur, Vicente Guerrero buscó el apoyo de diversos yorkinos, apelando a su condición de hermanos, y al discurso antiescocés, como se observa en la carta que dirigió a Francisco Santa María, en la que sostenía que el peligro en que se encontraban las instituciones federales lo había decidido a tomar las armas, pues aseguraba que todo el Plan de Jalapa había sido fraguado en el Gran Consistorio Escocés, y que éste dirigía las acciones de los generales Nicolás Bravo y Gabriel Armijo (AGN, Hist.). Así, pese a su desprestigio, la masonería siguió siendo considerada, durante un tiempo, como una herramienta eficaz para la acción política, pues apenas cuatro años después se fundó el nuevo grupo de los Yorkinos Federalistas, también con miras claramente políticas (Lafragua, s/f).

En México de mediados del siglo XIX a inicios del XX varios bandos políticos pugnaron por la presidencia de la república, en esta investigación se tratará de mostrar que fueron grupos masónicos que influyeron desde la primera reelección de Porfirio Díaz en 1887 hasta los inicios de la revolución mexicana en el año de su salida del país en 1911.

Las fuentes permitieron identificar las posturas políticas antagónicas que adoptaron los masones: apoyaron a Porfirio Díaz, lo combatieron para buscar la transición electoral o la revolución política, liberal, social por vía violenta o la paz, pactaron con el clero católico, trabajaron por la redimir al pueblo e incluso favorecieron la intervención de Estados Unidos.

Entre las limitantes del estudio de los grupos masónicos se encuentra el reporte parcial de listados, que incluyen sólo a quienes ocuparon altos cargos, por lo que las menciones sobre la pertenencia de políticos a la masonería sin apoyo documental fueron descartadas, sólo se consideraron las confirmados en listas oficiales. Otro problema resultó de no contar con información para todos los años. Dicho lo anterior, abordemos el tema.

Gral. Porfirio Díaz

General José de la Cruz Porfirio Díaz Mori (Oaxaca México, septiembre 15, 1830-París, Francia, julio 2, 1915) porta el collarín y la joya del grado 33°, en su calidad de Soberano Gran Comendador ad vitam del Supremo Consejo de México

Fuente: Supremo Consejo del 33 y último grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para la jurisdicción masónica de los Estados Unidos Mexicanos, Boletín Anual del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para los Estados Unidos Mexicanos (México: Litografía e Imp. 'El Monograma', Año 1º del 8° quinquenio, del 28 de Abril de 1898 al 28 de Abril de 1899), hoja aparte sin número entre las páginas 16 y 17

La coalición masónica y la primera reelección


Desde 1887, algunos masones diputados impulsaron en el Congreso la re-elección de Porfirio Díaz, como los escoceses Juan N. Castellanos, Joaquín Diego Casasús, Francisco Romero y Sóstenes Rocha, los tres últimos eran miembros del Gran Oriente de Ignacio Manuel Altamirano y, después, todos serían integrantes de la Gran Dieta Simbólica de los Estados Unidos Mexicanos que encabezó Díaz.

La Dieta fue creada para unir la masonería nacional, varias corrientes reñían desde 1878, desde que el Supremo Consejo escocés de Alfredo Chavero (grados 1°-33°) le negó la libertad del simbolismo (grados 1°-3°) a Ignacio Manuel Altamirano el gran maestro de la Gran Logia Valle de México; quien por ello separó su obediencia y, tras su salida, el Supremo Consejo creó otra que llamó del Distrito Federal dirigida por Carlos Koch Ruiz, a quien apoyaron los escoceses de México y Albert Pike, líder mundial de ese rito, quien desde Estados Unidos le creó la fama como grupo regular.

Porfirio Díaz en 1877 había proclamado el Plan de Tuxtepec contra la reelección del masón del Rito Nacional Mexicano Sebastián Lerdo de Tejada; y junto con otros de ese rito que militaban a su vez en el escocés, empoderaron a Alfredo Chavero como comendador del Supremo Consejo, y a partir de 1878 acaeció una contienda con dos bandos, los chaveristas o consejistas y los altamiranistas que en 1883 crearon el Gran Oriente.


Años después, el comendador de entonces del Supremo Consejo Ignacio Pombo, el 2 de enero de 1890 divulgó el tratado por el que el día 15 siguiente disolverían el Gran Oriente para crear la Dieta con el aval de Pike, a quien Pombo dijo el 13 de febrero que con ello seguía "sus sabios consejos" "para terminar el cisma" que los dividió más de 13 años y consideraba como recompensa su aprobación. La unificación la operaron los generales Carlos Pacheco y Ramón Corona, éste último murió asesinado antes a finales de 1889 y no concluyó su misión, en su lugar la operaría el general Sóstenes Rocha; a Altamirano, Porfirio Díaz dio una salida diplomática al enviarlo en comisión a España.

Ambos grupos para 1889 habían dividido el país, en tanto que los adeptos de Carlos K. Ruiz crearon grandes logias montados en la regularidad que le consiguió Pike. Lo grave de la división fue que entre 1888 y 1889 impactó entre los gobernadores, y puesto que casi todos eran militares había riesgo de un enfrentamiento armado,

En apoyo al presidente Díaz, en 1892 masones crearon la liga política LA UNIÓN LIBERAL, en su mayor parte escoceses: general Ignacio R. Alatorre, Francisco de P. Gochicoa (rito mexicano), Juan Dublán, Eduardo Dublán, Juan de Dios Peza, Francisco Mejía, Carlos Díaz Dufóo, Carlos Quaglia, Rafael Dávila, Ismael C. Zúñiga y Enrique Valle. Asimismo, masones formaron el PARTIDO LIBERAL MEXICANO de la República: Joaquín D. Casasús, Mariano Escobedo (mexicano-escocés), Benito Juárez Maza (rito mexicano), Ignacio Pombo, Carlos Quaglia y Sóstenes Rocha.

En 1893 la Dieta tenía 17 obediencias en 16 entidades: Ciudad de México GRAN LOGIA VALLE DE MÉXICO 1, Toluca Estado de México DE LIBRES Y ACEPTADOS MASONES 2 después aparece como MIGUEL HIDALGO 2, Jalapa Veracruz EL SOL 3, Jalisco ESTADO DE JALISCO 4 luego BENITO JUÁREZ DEL ESTADO DE JALISCO 4, Piedras Negras Coahuila BENITO JUÁREZ 5, Zacatecas UNIÓN PERPETUA 6, Monterrey Nuevo León UNIÓN 7, San Cristóbal de la Casas Chiapas EL FARO 8, Tamaulipas en Tampico IGNACIO RAMÍREZ 9 y en Nuevo Laredo LUZ DE LA FRONTERA 14, Oaxaca VÍCTOR HUGO 10, Guerrero VICENTE GUERRERO 11 después aparece como Villa de Lerdo Durango DEL ESTADO DE DURANGO 11, Aguascalientes DE ESTADO "REGENERACIÓN" 12, Paso del Norte Chihuahua COSMOS 13, Puebla DE LIBRES Y ACEPTADOS MASONES 15, San Luis Potosí DE ESTADO EL POTOSÍ 16, Tabasco DEL ESTADO DE TABASCO 17. Así, entre 1890 y 1895 la Dieta fue construyendo una red de gobernadores, con 13 de ellos como delegados, superando las divisiones entre los escoceses

La Dieta afirmaba apegarse a las Constituciones de 1721-1723, lo que sí cumplía en parte, porque la exigencia del uso de la biblia en la masonería fue una innovación posterior en torno a 1760, así que esa acusación no se sostenía, pero como la regularidad consistía en hacer lo que las grandes logias que se decían regulares prescribían, su criterio se impuso. Respecto a que incluyó a la mujer, es cierto. La masonería de la Dieta, a diferencia de la original del siglo XVIII, reconoció la igualdad de género y a la mujer su derecho a votar y a ser votada, y tuvo entre sus dirigentes mujeres intelectuales, profesionistas y emancipadoras, pero pronto desde el extranjero se le obligó a mutilar ese proyecto.

También se culpó a los masones de la Dieta de participar en política, era verdad, pero la delación esconde que sus acusadores no estaban exentos de lo mismo; incluso desde la creación de la Gran Logia de Londres, el duque de Wharton, bajo cuyo período fueron establecidas las constituciones de 1723, hizo política para traicionar a su Rey Jorge I, fundó un periódico contra él, apoyó al partido de los Tories y fundó un grupo antimasónico, y la presunta apolítica masónica la usó para encubrir a los jacobinos que se valieron de la tolerancia religiosa como ideología contra el reino inglés para practicar el culto del monarca extranjero de los estados pontificios contra las disposiciones de su monarca.

La Dieta enfrentó las acusaciones con su Boletín y contestó que eran falsas; pero sí eran verídicas aunque algunas infundadas como ha sido explicado, sólo que los acusados lo ignoraban y para 1895 se unieron a la protesta en contra suya las logias de extranjeros Anáhuac, Toltec y Germania y finalmente lograron que fuera desconocida por las obediencias de Inglaterra y de Estados Unidos, con ello la obligaron a desterrar la masonería femenina y hacer obligatorio el uso de la biblia y, al final de agosto, a que renunciaran a sus cargos en ella el presidente de la república y gran maestro Porfirio Díaz, y el secretario de relaciones exteriores Ignacio Mariscal; éstas dimisiones rompieron la cadena de unión entre los masones gobernadores de estado y motivaron la separación de las grandes logias de la Dieta, por ello, para 1896 sólo le restaban 4 obediencias y ninguna de ellas dirigida por algún gobernador, en: Ciudad de México GRAN LOGIA VALLE DE MÉXICO , Jalisco BENITO JUÁREZ , Coahuila BENITO JUÁREZ , Tamaulipas IGNACIO RAMÍREZ


Renuncia de Díaz


El cisma puso a Porfirio Díaz en un dilema, o se apegaba a la exigencia de las obediencias extranjeras y frenaba la secularización masónica y excluía a la mujer, o afectaba la imagen de su gobierno al dirigir un grupo declarado irregular; optó por una salida diplomática, el 31 de agosto de 1895 dijo que quería corresponder con dedicación al cargo de gran maestre pero sus ocupaciones profanas se lo impedían, por lo que obligado renunció, suplicando contaran siempre con su adhesión a "nuestra Orden".

Para disminuir el daño, la Dieta divulgó que Díaz no renunció a ella sino a su cargo; y no obstante que Toltec 214 ya trabajaba bajo la Dieta desde el 4 de febrero de 1894 y que su jefe el doctor A. W. Parsons expulsó a Richard E. Chism, éste siguió acusando a la Dieta con tres obras en inglés en 1897 y otra en español en 1899, con lo que continuó el quebranto de la masonería nacionalista, secularizadora, progresista e incluyente.


El trasfondo


El comendador escocés entre 1898 y 1907, el general Jesús Alonso Flores, magistrado de la suprema corte de justicia militar, el 7 de enero de 1900, por un conflicto con la Gran Dieta, el 12 de marzo prohibió aceptar a sus miembros y expulsó a varios, entre ellos a: Manuel Levi 33°, W. J. DeGress 33°, F. E. Young 32°, F. L. Austin 32° y E. Dahlhaus 18°, a quienes acusó de provocar la intervención de la masonería estadounidense y de poner en riesgo la soberanía nacional.

... el Consejo Sur de los Estados Unidos ..., para proteger (a) sus compatriotas, ... con el pretexto de la defensa de los principios masónicos, ..., justifi(ca) su intervención en ... este Alto Cuerpo obligándole, como ... pretende, á rescindir los tratados ... con las GGr[andes] LLog[ias] Nacionales y á reconocer como la única ..., á la Gran Dieta ... donde se esconden mañosamente bajo el mentido título de mexicanos, extranjeros cuyas miras ... son ... adueñarse de la Masonería Nacional, con fines siniestros respecto del porvenir de la Patria que tenemos el deber de conservar tal como nos la legaron libre, independiente y soberana, nuestros augustos predecesores.


La cuestión entre la Gran Dieta y el Supremo Consejo... es ... alarmante, ... trascendental, ... para la ... Patria. ... se discute, ... un hecho de vida ó de muerte de alguno de los dos rivales.

Si ... cediéramos á las amenazas del Supremo Consejo Sur, perderíamos ... nuestra autoridad jurisdiccional y ... nuestra independencia y soberanía masónicas, lo que ... prepararía la pérdida de nuestra independencia y soberanía nacionales. Eso no puede ser y ningún masón mexicano lo consentiría.


El general tuvo razón. Para 1899 'Valle de México' y la Gran Dieta eran dominadas por extranjeros que acabaron con la Dieta el 30 de abril de 19011. Sin la cohesión nacional que tuvo hasta 1901, para 1903 ya se decía que 'Valle de México' 1 era sostenida con el "elemento americano", "pretendiendo ser Yorkina" y extendió su jurisdicción a todo el país.

Coaliciones por el régimen


Para 1903, masones oaxaqueños residentes en el Distrito Federal firmaron un manifiesto a favor de la reelección de Díaz, entre ellos Luis Pombo como vicepresidente de la mesa directiva y Benito Juárez Maza como segundo secretario. Y nuevamente años después, tras las declaraciones de Porfirio Díaz a James Creelman, de nuevo se dividieron los masones entre los que buscaban la continuidad del régimen con algunos cambios y bajo diferentes fórmulas electorales y los que exigieron la revolución política y social, de éstos se tratará más adelante. Así, Benito Juárez Maza (rito mexicano), quien había participado en el PARTIDO LIBERAL MEXICANO de la República en 1892, en 1903 firmó a favor de la reelección de Díaz y en enero de 1909 encabezó el PARTIDO DEMOCRÁTICO para postularlo de nuevo, y si bien decía condenar como un engaño el sufragio indirecto y pedía libertad efectiva y voto público, Juárez Maza era consistente con la postura que adoptó en 1902 al asumir el cargo de comendador del Rito Nacional Mexicano, en aquella ocasión afirmó:

El Rito Nacional Mexicano hace público que comienza su vida actual con dos actos de justicia y de gratitud. Es el primero, el nombramiento de Gran Comendador ad vitam, en la ya prestigiada figura de nuestro actual Presidente de la República, Hermano Porfirio Díaz, masón del Rito Nacional Mexicano, como grado 9° desde 1868. El que ha sabido mantener la paz, prestigia con un solo nombre un movimiento que tiene por objeto la identificación de ideales para sostener nuestra gran bandera: Constitución y Reforma.

Por otra parte, el también masón escocés Rafael Zubarán Capmany había participado de la creación del partido y pocos meses después desde el CLUB SOBERANÍA POPULAR, que tenía entre sus dirigentes al escocés José López-Portillo y Rojas, postuló la fórmula Porfirio Díaz presidente-Bernardo Reyes vicepresidente, sin embargo, al declinar éste a ser candidato en alguna fórmula en julio de 1909, el partido no trascendió y Reyes debió salir a Europa en "comisión oficial", el grupo hacía proselitismo desde el periódico El Partido Democrático.

También hubo masones en el CÍRCULO NACIONAL PORFIRISTA que postulaba la fórmula Porfirio Díaz-Teodoro A. Dehesa, ambos escoceses, su vicepresidente, José López Portillo y Rojas, pertenecía a la misma logia que Filomeno Mata y Joaquín Diego Casasús. Este último y el también masón José Castellot (grado 33° desde julio 4, 1900), además formaron parte de la CONVENCIÓN REELECCIONISTA. En abril de 1909, el PARTIDO REELECCIONISTA del que eran parte los científicos y masones Casasús, el banquero José Castellot y Emilio Rabasa, postuló la fórmula Porfirio Díaz-Ramón Corral, con el apoyo de los periódicos El Imparcial, El Reeleccionista y El Debate

Coaliciones por la transición electoral y la revolución política


Entre los que se oponían a la continuidad de Porfirio Díaz y querían la transición en las urnas estaba Filomeno Mata, quien desde su Diario del Hogar denunció que Díaz combatía el principio de la NO REELECCIÓN que defendió en el Plan de Tuxtepec años atrás y, desde abril de 1888 había impulsado la candidatura del masón José María Iglesias, quien en los grados superiores al 4°, también pertenecía al Supremo Consejo en el que estaban Porfirio Díaz y Mata.

Otra corriente que también quería la alternancia fue la de El PARTIDO ANTIREELECCIONISTA NACIONAL en Yucatán, en 1909 presidido por el escocés José María Pino Suárez, además, ese partido en la ciudad de México tenía a los masones Francisco I. Madero como vicepresidente y como secretario a Mata. En la misma vertiente, era masón Juan Sánchez Azcona, quien dirigió el 3 de octubre de 1910 un manifiesto al PARTIDO ANTIRREELECCIONISTA y al PARTIDO DEMOCRÁTICO para anunciarles la disolución del comité ejecutivo electoral y, en conjunto, los masones escoceses Madero, Pino Suárez y Sánchez Azcona. crearían el Plan de San Luis Potosí.


¿Traición antiliberal?


Otro grupo que postuló a Madero fue el PARTIDO CATÓLICO NACIONAL, con la fórmula Francisco I. Madero presidente-Francisco León de la Barra vicepresidente, con apoyo de los diarios nacionales El Tiempo y El País, en Guadalajara El Partido Católico, en Zamora Verdad y Justicia, en Morelia El Partido Nacional, en la Ciudad de México El Centro y El Cruzado, en Zacatecas El Demócrata, en Aguascalientes El Eco Social y su órgano oficial era La Nación. Los católicos apoyaron al masón escocés Madero, porque, como dijo La Patria bajo el título: "Madero no puede ser Presidente de la República. No podría prestar la protesta de ley, porque ha ofrecido al Partido Católico que no se cumplirán las Leyes de Reforma. Así lo declara el Ilmo. señor Doctor Don José María Mora y del Río, Arzobispo de México"; el Arzobispo lo confirmó al declarar que: "El señor Don Francisco I. Madero no acotara Las Leyes de Reforma, y á esto se debe que el Partido Católico le haya aceptado como su candidato á la Presidencia de la República".

Sobre el mismo tema, 'Un Palafoxiano' se dirigió al director de El Imparcial en defensa del PARTIDO CATÓLICO NACIONAL y acusó a El País, por olvidar la religión y ensalzar a Madero, a quien meses antes reprobó duramente: "Moralmente, 'El País' se ha convertido en órgano de la Masonería, puesto que es notorio que el señor Madero es un iniciado y asistió á la logia 'Lealtad' con aquel carácter. El señor Madero será en estos días ó es ya jefe de la Masonería de México. Ante estos hechos, yo, como católico, me pregunto: pues qué, ¿acaso los redactores de 'El País' estaban ya iniciados en las instituciones masónicas como los señores Garibaldi y Hay?" Sobre ese evento en la logia, El Imparcial había publicado dos días antes, el 22 de junio de 1911, lo siguiente:

EL SR. MADERO EN LA LOGIA MASONICA 'LEALTAD' Se han Iniciado Algunos Jefes Revolucionarios La Logia masónica 'Lealtad' celebró antenoche una sesión extraordinaria, habiendo sido especialmente invitado á ella el socio de grado catorce, señor D. Francisco I. Madero. Se quiso dar el acto solemne severidad, y se consiguió, pues á las nueve de la noche, lo más granado de la institución llenaba la sala en que habría de celebrarse la tenida. Todos los concurrentes vestían de etiqueta, presidiendo la ceremonia los socios Grandes Comendadores, señores José Castellot y Lorenzo Spyer. El señor Madero fue recibido por una comisión de grandes dignatarios de la 'Lealtad,' quienes lo condujeron, como una demostración de respeto y simpatía, á ocupar un sitio en el Gran Oriente, lugar que sólo ocupan los más altos dignatarios. Varios masones hicieron uso de la palabra, y entre ellos, el señor Lic. Zayas, que recitó una composición poética, hija de gallarda musa. Al terminar de hablar los hermanos, el señor Madero hizo uso de la palabra, felicitándose de pertenecer á la Institución, de la que dijo era uno de los más firmes apoyos sociales, variando luego de tema para hacer un detenido relato de la toma de Ciudad Juárez. Terminado que hubo el 'leader' de la revolución, los caballeros Cadoch y Rosa Cruz invitároslo á una cena en el Salón Bach, á la que se excusó de asistir cortésmente. Créese que con el ingreso del señor Madero, la 'Lealtad' tomará un grande impulso, pues sólo el rumor de que ya fueron iniciados los ex - revolucionarios Garibaldi, Hay y otros, ha causado grande animación en muchos que aspiran ser también iniciados".

En esa línea, Jesús Ceballos Dosamantes publicó en La Patria el 12 de agosto: El Neo-Ocultismo Jesuita. Una Plataforma que contiene la derogación de las leyes de Reforma y el aniquilamiento de la Escuela Laica y acusó a Madero de adherirse a un sistema masónico ocultista, mezcla de espiritismo, masonería y catolicismo, creado por el jesuita Joséphin Merodak Péladan, un delegado del Papado romano, que salió del Vaticano hacia Francia con un grupo encabezado por el Dr. Encause (Papus), para constituir la Rosa Cruz Católica, una rama ocultista subordinada al catolicismo y fiel al Papa (la ORDEN RUSACRUZ CATÓLICA Y ESTÉTICA DEL TEMPLO Y DEL GRIAL). Además denunció que en México una rama de una liga oculta anarquista internacional derivó en el CENTRO ESOTÉRICO DE MÉXICO o CENTRO ESOTÉRICO MEXICANO, creado en el Paseo de la Reforma en la ciudad de México por Alberto Santine Sgaluppi, alias 'Conde de Sarak o de Das', que se decía inspector general y visitador delegado de los grandes iniciados del Tibet, antes preso en Madrid y en Bruselas y expulsado de la SOCIEDAD TEOSÓFICA, quien fue defendido ante las acusaciones de Dosamantes por el masón y general José de la Paz Álvarez, miembro del CENTRO ESOTÉRICO (gran maestro entre 1883 y 1885 de la GRAN LOGIA DEL DISTRITO FEDERAL, la misma que dirigió Benito Juárez Maza entre 1889 y 1894). Dosamantes enfatizó que podían atentar contra el Estado usando a neuróticos sugestionados:

... tras ... neuróticos sugestionados que han perpetrado ... atentados políticos en ... Jefes de Estado ... están los ... sugestionadores, los Magos Negros: ya ... lleven la sotana del jesuita ya los títulos de pseudo-ocultista, cual sucede con un falso Doctor y Conde, que ha sido presidiario en las cárceles de España y de Bélgica ... Magos Negros ... que dirigen la Internacional Maffia ...

Existen logias secretas en las cuales están ligados ... los que ... ante el mundo, serían elementos antagónicos; pero en sus solidarios fines de anarquía y de negación, se dan la mano los Magos Negros; ya ... en la Compañía de Loyola, ... en los centros del pseudo-ocultismo, ... entre ... cabalistas masones y en el pseudopositivismo, ora en los puestos públicos. Es la Compañía de Loyola el alma madre en esta nefanda obra, y para congregar á todo el grupo tenebroso ha inventado la Política de Conciliación.


Para Dosamantes, esas conexiones explicaban por qué Madero era "á la vez masón, espiritista y jesuita, que quiere derogar las Leyes de Reforma y aniquilar la Escuela Laica"; pues la libertad de enseñanza de su discurso del 18 de julio era para enseñar el catecismo jesuita de Ripalda en las escuelas públicas y en la enseñanza oficial, como se hacía en las particulares; conforme a su promesa de anular las Leyes de Reforma. Por ello Dosamantes exigía al general Bernardo Reyes impedir que lo colocaran al lado de un "Vicepresidente clerical", por grave y peligroso, "porque la Hidra Clerical, con un atentado político, dejaría al frente del Gobierno de la República á un Vicepresidente, que siendo de su devoción, daría un golpe de Estado." Así alertaba del peligro que atribuía a los intereses de los jesuitas, de los extranjeros y de la prensa comprada por éstos y por el clero, y sólo confiaba en el ejército.

Sí, si hay de quién esperar: de ese valiente y pundonoroso Ejército, que tiene jefes y oficiales cuya ilustración jamás les permitirá ser clericales; jamás tomarán ante la Historia Patria por modelo, al tigre traidor Leonardo Márquez y sí á un Leandro Valle, á un Ignacio Zaragoza; sí, mucho debemos esperar de ese Ejército, que en su última fiesta en honor del recto correctísimo Sr. Presidente Lic. Francisco L. de la Barra. tuvo cariñosas y entusiastas manifestaciones de adhesión para el Primer Magistrado de la República, que es digno hijo de uno de los jefes de la Reforma, é hizo extensivas sus entusiastas manifestaciones al Sr. Gral. D. Bernardo Reyes (grado 33° desde diciembre 18, 1892). En cambio tuvo marcadísimos impulsos de protesta ante Madero, que con su sola presencia ante aquellos jefes y oficiales del Ejército de la República, constituía algo extraño. Si el respeto que el Sr. Presidente les merecía á aquellos militares, no los hubiera detenido, ellos hubieran dicho: <<déjanos; aléjate con tú plataforma que es contraría á nuestras instituciones.>> JESUS CEBALLOS DOSAMANTES"

Revolución social Vs. Revolución política e intereses extranjeros


Años atrás, en 1900, el mismo en el que los hermanos Ricardo, Enrique y Jesús Flores Magón fundaron el periódico Regeneración, Jesús recibió los grados 4° al 14° del Supremo Consejo en el que estaba Porfirio Díaz y El Diario del Hogar notificó que en el ceremonial fúnebre por la muerte del abogado Thomas Caswell gran comendador de la jurisdicción sur de los Estados Unidos, la oratoria la cerró Jesús Flores Magón. Para 1911, Ricardo en Regeneración publicaba "El Judas Madero", y decía:

Mientras las valientes se baten, Madero y Díaz regatean como dos mercachifles el precio de la paz. Veinte millones de pesos pide Madero para rendir las armas, aparte de empleos y posiciones más o menos encumbradas para sus favoritos. En cuanto á los simples soldados maderistas, se les refundirá en los cuarteles de la Dictadura. ... La traición de Madero es manifiesta: los generalillos maderistas y los soldados del llamado Ejército Libertador, que es el de Madero, están ya recibiendo paga de Díaz, así como proviciones. El General Navarro da las proviciones para los hombres que están con Madero. ¡Veneno les había de dar ya que no saben ser dignos! La Bandera Roja, entretanto, continúa la lucha. La Bandera Roja no admite componendas. Agrupáos, hermanos desheredados, alrededor de nuestra querida enseña que lleva inscriptas estas bellas palabras: ¡Tierra y Libertad! Además, Ricardo acusaba a Madero de sobornar a los "rebeldes liberales". MADERO SOBORNADOR Nuestros hermanos Lázaro S. Alanís é Inés Salazar, pudieron fugarse de las ergástulas maderistas. Están libres, y, como siempre, resueltos á luchar por la Bandera Roja. El mentecato Madero supo que Alanís se encontraba en El Paso, y lo mandó llamar. Tres veces se negó Alanís á tener una entrevista con el burgués, hasta que por fin, fastidiado de la terquedad del payaso de la boleta electoral, y como valiente que es, pasó a ver á Madero. ... Madero le ofreció al camarada Alanís el oro y el moro, con tal que le ayudase. Madero dijo, además, á Alanís, que empleara toda su influencia para que los rebeldes liberales de la Baja California rindiesen las armas. Alanís, naturalmente, despachó noramala al nuevo Judas.

Para los Flores Magón y el PARTIDO LIBERAL MEXICANO, la diferencia estaba en el programa. Mientras ellos decían buscar la revolución social y terminar con la propiedad privada, afirmaban que la revolución política de Madero implicaba sólo cambiar de "amos".

La de Madero es una revolución política porque no trata más que de un cambio de amos, quedando el proletariado en la misma condición en que se encuentra actualmente. Por el contrario la revolución que representa el Partido Liberal Mexicano, es una Revolución Social porque tiende á aniquilar el llamado derecho de propiedad con el fin de que todo lo que existe quede en poder de todos y cada uno de los habitantes de México... RICARDO FLORES MAGON.


Asimismo, Ricardo denunció a los maderistas de asesinar liberales y obreros, a la verdadera obra revolucionaria, y llamaba "A unirse todos á las huestes liberales. ¡Muera Madero!" porque, dijo, había vendido México a la STANDARD OIL COMPANY, y el dinero para armar a sus hombres había salido "de las cajas del Rey del aceite, John D. Rockefeller", y por esa razón perseguía a la casa PEARSON, para él, estaba vendido a los americanos.

La mejor prueba de que Madero está vendido a los americanos, de que es un simple muñeco que se mueve al antojo de los capitalistas de esta nación, es el hecho de haber intrigado... por hacer que el poeta argentino Manuel Ugarte... se desistiera de dar una conferencia titulada 'Ellos y Nosotros,' en que el autor se propone hablar de las ambiciones de los Estados Unidos de hacer sus vasallos á todos los pueblos de la América Latina. Madero, por medio del Ministro de Relaciones Exteriores, Manuel Calero, y éste, por medio de Justo Sierra... trataban de corromper á Ugarte, dándole dinero para que no hablase. ... La persecución de que somos objeto los revolucionarios en este país, es con lo que el Gobierno Americano paga á Madero, los favores y el apoyo que los aventureros americanos reciben en México.

En el mismo sentido, el 26 de agosto de 1911 en El Tiempo se escribió que los yankees estuvieron detrás de todos los movimientos bélicos y divisiones entre mexicanos y que el general Porfirio Díaz había caído de la silla presidencial, "más que por la opinión pública, por la astucia, sagaz y pérfida intervención de los yanquis, motivada por el justo, debido y necesarisimo apoyo ó alianza que solicitó, ya tarde, y la cual todo buen gobierno mexicano debe solicitar contra estos primos, el de otra potencia terrible para ellos, es decir la del Japón." Y fue sostenida como hipótesis que los yankees escogerían a Madero, a Reyes y...

Si ninguno de éstos lo fuese, entonces, con su característica astucia, incitarán otra nueva revolución para derribarle y provocar más o menos tarde su descarada y descubierta intervención, con el pretexto de proteger á sus súbditos y á sus intereses. Será el cumplimiento de los deseos de nuestros jurados enemigos. Estas son verdades palmarias: por tanto, en vano se formarán clubs y se proclamará en todos los tonos libertad de sufragio; no ocupará la Presidencia sino aquél que los americanos quieran y consientan." Por ello llamaba a la unión de todos los partidos y clubs para elegir un Presidente civil o militar anti-yankee. VALENTIN DUOAN DE PEREDA.

Otros dijeron que se opuso a Estados Unidos por el problema de EL CHAMISAL. Del 15 de mayo al 2 de junio de 1911, se reunió una Comisión o Tribunal de Arbitraje (instalado en la ciudad de El Paso) y celebró 13 sesiones dedicadas a los alegatos orales y ocho a la discusión de las pruebas. Los agentes representantes de cada uno de los países en disputa fueron Joaquín D. Casasús por México y William C. Dennis por Estados Unidos. El primer gobierno en ocuparse del problema de EL CHAMISAL fue el del presidente Madero, desde su primer informe al Congreso de la Unión le dedicó la primera parte de su discurso y manifestó que el gobierno mexicano consideraba el arbitraje un éxito y comunicó al gobierno de Estados Unidos que: "...sin prescindir de la posición que le ha dado el fallo arbitral, escuchará y estudiará las proposiciones que el gobierno americano tenga a bien hacerle"

Coalición y traición por la presidencia


Sobre el general Bernardo Reyes, desde 1905 los Flores Magón publicaron "¡ALERTA, MASONES!", para prevenir que estaban formándose logias para elevar a la Presidencia de la República a "ese tirano" y acompañaron la nota de una carta de "Un Masón" que resulta interesante reproducir porque muestra la división interna en la masonería.

Chihuahua, Septiembre de 1905 Sres. R. R. de REGENERACION. St. Louis, Mo. Muy señores mios: La masonería en México está siendo desprestigiada por sus Jefes. Las conveniencias políticas de los serviles grados 33 que componen el Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado, de México, han engendrado el cisma y la decepción. Por esa circunstancia muchos masones honrados se han retirado, eludiendo el contacto con los policastros defensores de un Comendador 'ad vitam' (Porfirio Díaz) que ha asesinado á tantos y muy notables hermanos, y han formado un grupo masónico que, si no es reconocido como regular, es en la práctica mas regular que la masonería del Supremo Consejo, puesto que no sacrifica los principios á las torpes conveniencias personales. Es verdad que en el grupo de los masones honrados hay obreros y no generales ni diputados como en el Supremo Consejo; pero también es verdad que esa gente de trabajo es más digna de respeto por su honradez, su buena fe, su patriotismo y sus tendencias liberales, que las hipócritas patrioterías de Rafael Nájera, que las dobleces masónico católicas de Paz Álvarez, que las estafas y peculados inteligentes del ex-Cónsul Rafael Zayas Enríquez, que los burdos chantajes de Castillo Velasco, que las falsedades de Miguel Ahumada, que las herencias a fortiori de Domingo León, y las mil y una bribonadas de tanto grado 33 entre los que descuella el famoso Bernardo Reyes que nunca ha sido masón, ni puede tampoco serlo, desde el momento que ha manchado sus manos con la sangre del pueblo. La masonería es la institución más noble que existe sobre la haz de la tierra, puesto que tiene por programa el mejoramiento moral y material de la humanidad, y por lo tanto no puede ser asilo de los pillos, de los asesinos y de los ladrones. Es, pues, inconcebible que Bernardo Reyes tenga el grado 33 y facultades para que él y sus Agentes den grados á diestra y siniestra y al primero que pague, y sin embargo, así es para mayor vergüenza y desprestigio de ese Supremo Consejo que por perjudicial debería ya haber desaparecido. Para adular á su amo, el hipócrita Rafael Nájera, actual Oficial 1° de la Secretaría del Congreso de Nuevo León, dirige la cuestión masónica en la Frontera, de acuerdo con el general reyista Jesús Alonso Flores, de México, y por esa causa hay agentes masónicos en le frontera del Norte que reparten grados según la paga, sin fijarse en fórmulas ni nada. Lo que falta es que haya un Kadochk que saque el puñal para defender la candidatura de su jefe, el epiléptico grado 33 Bernardo Reyes, cuando quiera ser Presidente de la República. Deben, pues, cuidarse los masones de esta frontera para no caer en las garras de esos estafadores de dinero á pretexto de dar grados para después obligarlos á trabajar por el encumbramiento del asesino Bernardo Reyes. ¡Alerta, Masones! Soy de U[ste]d[e]s. muy at[en]to. y S[eguro]. S[ervidor].- Un masón".

También en 1905, en carta dirigida a Antonio Balboa de la hacienda del Parral Chihuahua, Ricardo Flores Magón le decía que en Monterrey, si bien había triunfos de la masonería, en sus logias había serios elementos de oposición que podían utilizar para combatir a Bernardo Reyes, que Balboa conocía a esos masones dignos, no sometidos a Reyes, y les prestaría un gran servicio, si recogía información de "los trabajos políticos de mala ley" de Reyes, "abusando de su grado masónico", así podrían impedir que sus "correligionarios afiliados al masonismo fueran engañados y comprometidos por las intrigas de Reyes", para ello le suplicó le informara.

Lo mismo se decía en otra carta de 1907, que habría que cuidarse de ciertos masones "lacayuelos de Canana [Bernardo Reyes]" y, en el mismo año, Aarón López Manzano hizo ver a Ricardo Flores Magón que entre sus correligionarios había muchos masones, motivo por el que le preguntaba: "¿no cree usted que por ese medio se viera [Bernardo] Reyes entre nosotros?". Además le dijo que varios le habían preguntado si él, Ricardo, era masón, y que por política les había dicho que creía que sí, no obstante que mucho desconfiaba. Como prueba de que había masones a su favor, reproduzco la anécdota que Tomás Sarabia Labrada contó a Ricardo Flores Magón:

Adjunto a usted una carta de Juan [Sarabia], que me entregó ayer tarde el señor [Ignacio] Mendiola. Ha sido una gran casualidad el que obrara en mi poder. En carta anterior había yo dado a Juan para que me escribiera al nombre de la esposa de Mendiola que lo es Frances M. Braden, el anterior sobre, donde venían las cartas que mandé a usted traía la dirección bien correcta y puesta por puño de Juan, pero ahora, esta vez y según me dice Mendiola, el sobre sólo decía Mrs. Frances y en vez de traer dirección de 311 South, Santa Rosa Avenue fue a dar la carta al mismo número y calle, pero a distinto rumbo, es decir fue al norte, por fortuna en esa casa vive uno de los hermanos de Logia de Mendiola, ya la iban a poner al fuego sin abrirla, se les ocurrió abrirla, miraron signos y como en la masonería también usan ciertas claves, la entregaron a Mendiola, para ver si era de él, así es como vino a dar a mis manos, de lo contrario se hubieran perdido los interesantes datos que da. No creo que la persona que le servía de conducto le haya retenido sus cartas, pues yo no le contesté luego, es decir, no le contesté la última que de él mandé a usted, así es que mal puede esa persona haberle detenido sus cartas, siendo que nada ha recibido, a no ser que usted le haya escrito. Tomás Sarabia Labrada.

Por supuesto, para 1911, Ricardo Flores Magón volvió a denunciar a Bernardo Reyes como un "personaje siniestro" y "sanguinario cosaco de Porfirio Díaz" que se preparaba para el cuartelazo, que había llegado a ser gobernador de Nuevo León "dejando tras de él un reguero de sangre y de lágrimas" por ser "un degenerado que siente placer matando".

La renuncia de Díaz y la vía armada


El 25 de abril de 1911, en la Gran Logia Valle de México se analizó la propuesta de Alberto Rodríguez Aréchiga, Juan Marmolejo y Alfonso F. Montenegro y Mata, miembros de la comisión nombrada para el establecimiento de la paz en la república. El proyecto proponía escribir a Porfirio Díaz y a Francisco I. Madero recordándoles su deber y "el juramento Masónico que prestaron de que no existan guerras intestinas en la Nación lo que está condenado por los principios Masónicos que conocen". Para ello facultaron a su gran maestro para que hiciera llegar las resoluciones lo más pronto posible. Montenegro firmó inconforme, para él la masonería en ese momento estaba rebasada y no tenía elementos para hacer admitir sus disposiciones; finalmente, el dictamen reformado quedó dividido en dos artículos, el primero fue aprobado por mayoría de 21 votos contra 5.

Sobre el segundo artículo, el gran maestro no aceptó hacerse responsable. Montenegro lo apoyó, "indicando que estos eran trabajos de verdadera política y que pugnaban con los principios masónicos." Manuel R. García propuso que para redactar el texto, el gran maestro se asociara con el diputado gran maestro y los vigilantes. De los Ríos manifestó que "el punto a discusión nada tenía nada de político", que "estaba comprendido dentro de las enseñanzas del tercer grado" y preguntó a Montenegro si el respeto a la ley era antimasónico, a lo que contestó "Si se ha jurado por la Constitución ó por honor no se debe hacer política." La discusión se prolongó de manera agria por lo que el gran maestro la suspendió y la reanudaron el 3 de mayo. Ese día Eusebio Sánchez (en 1904 apareció en el cuadro electoral del Rito Nacional Mexicano como teniente gran comendador) externó que perdían el tiempo con la discusión y que el acuerdo sería extemporáneo por lo avanzados que estaban los "trabajos por la Paz, en el orden profano", no obstante, se programó votar al día siguiente la propuesta, y el gran maestro anunció que se abstendría de ejercer su derecho de firmar el texto.

Parece que el gran maestro siguió con su postura evasiva porque el 4 de mayo se ausentó, se dijo que por un accidente de su familia; fueron leídos los documentos que enviarían a Porfirio Díaz y a Francisco I. Madero, a los que llamarían muy queridos y venerables hermanos. Marmolejo propuso que el texto de Madero lo entregara Montuori, quien ya había cumplido una comisión semejante de la logia Lealtad, y que lo hiciera de inmediato porque Madero estaba muy retirado del centro y era "necesario valerse de todos los medios para que... llegara con toda oportunidad.", otros propusieron enviar copias a las grandes logias, logias y al supremo consejo; Huelgas y Campos manifestó que el último grupo no inspiraba confianza, lo que le reprendieron y tuvo que disculparse, su postura explicita las divisiones entre masones.

El 28 de mayo, Montuori informó que cumplió el encargo y fue leída la nota que "el V[enerable] H[ermano] Madero" envió a la gran logia y que podemos conocer porque fue publicada por Alberto Pro secretario de la gran logia (grado 33° desde el 21 de abril de 1909), el 30 de mayo en El Diario del Hogar:

Gran Logia de Libres y Aceptados Masones 'Valle de México' SECRETARIA Masones 'Valle de México' con fecha 4 del actual y que se sirvió Ud. publicar oportunamente en su apreciable periódico México, Mayo 29 de 1911. Sr. Director del 'Diario del Hogar' Muy Señor mío: Tengo el gusto de insertar á Ud. la contestación á la comunicación que le dirigió esta Gran Logia de Antiguos Libres y Aceptados: 'Un sello que dice: <<Gobierno Provisional de la República Mexicana.- Secretaría de la Presidencia.- A la muy Respetable Gran Logia 'Valle de México', México, D[istrito] F[ederal].- En contestación de la atenta comunicación que de esa Muy Respetable Gran Logia he recibido, tengo el honor de manifestar á dicho Alto Cuerpo, que en caso de llegarse á celebrar algún arreglo con el Gobierno del General Díaz, para provecho de la Nación, tendré en cuenta las observaciones que se sirve hacerme esa M[uy] R[espetable] G[ran] L[ogia] y las aprovecharé en cuanto sea conveniente para el logro y la garantía de los principios políticos y sociales que dieron origen á la Revolución y que es absolutamente preciso que queden garantizados en definitiva, pues de otra suerte habríamos defraudado la sangre popular, tan generosamente vertida por la conquista de nuestras libertades.- Me es grato hacer presente á esa M[uy] R[espetable] G[ran] L[ogia] los sentimientos de mi muy atenta consideración y fraternal concordia - En C[iudad] Juárez, á 16 de Mayo de 1911.- Francisco I. Madero, Rúbrica.' Con este motivo me es grato repetirme su atto. S. S. ALBERTO PRO".

A finales de junio de 1911, la Gran Logia 'Valle de México' realizó la ceremonia del solsticio de verano para "celebrar la restauración de la paz en la República Mexicana", en la Academia Metropolitana. Sin embargo, el conflicto armado continuaría, aunque ya no contra Porfirio Díaz, sino entre los que se disputaron el poder cuando él se retiró, porque es probable que en atención a la petición masónica se haya firmado los Tratados de Ciudad Juárez por lo que Porfirio Díaz se comprometió a dejar la presidencia, él y Madero cesarían las hostilidades el 21 de mayo de 1911 y sólo 5 días después, el día 26, Díaz partió para Veracruz escoltado por el coronel Joaquín Chicharro y el general escocés Victoriano Huerta (que como podrá intuirse, después estaría envuelto en nuevas coaliciones y traiciones masónicas en la Decena Trágica de 1913). Además, como advertía Dosamantes, Francisco León de la Barra asumió la presidencia de la república, aunque de forma interina; y el ministro de gobernación Emilio Vázquez Gómez renunció y acusó a Madero de conservador y de proteger al antiguo régimen. Nuevamente 5 días después, el 31 de mayo Díaz salió rumbo a Europa y el siguiente mes Bernardo Reyes llegó a Veracruz el 4 de junio.

A nombre de la masonería el 3 de julio de 1911 el Supremo Consejo de México y la logia Progreso y Libertad 2, lamentaron la muerte del S[ublime] P[ríncipe] D[el] R[eal] S[ecreto] Filomeno Mata (masón grado 32°), y convocó a su sepelio; y desde el Diario del Hogar que él fundó, el 10 de agosto con el título: ¿Será desafiado el 'leader' de la revolución? Un capitancillo en campaña. En estos momentos se discute si hay lugar al desafío, se mencionó que "Antes de anoche, en una logia", un "capitancillo retirado que quiere adquirir fama de notoriedad", manifestó que sería pertinente lanzar un cartel de desafío al "leader de la Revolución", Francisco I. Madero, "por las palabras vertidas en la fiesta que el Ejército dió el domingo en Chapultepec". Los de esa logia en su mayor parte eran militares retirados y pretendían hacerle propaganda a Reyes, para acabar con el rival "que indudablemente se llevará la victoria". Uno le dijo al capitán que sólo quería notoriedad porque el duelo estaba prohibido en México y Madero no se batiría porque o no lo dejarían sus partidarios o uno de ellos saldría al frente, prometían al lector continuar informando. Sabemos nosotros que lo que siguió fue la reyerta armada y un proceso histórico que concluiría una década después.

Conclusiones

Analizar las divergencias políticas durante el gobierno de Porfirio Díaz permite advertir que tuvieron un sustento en coaliciones y traiciones masónicas, desde su primera reelección en 1887 hasta su salida del país en 1911 en los inicios de la revolución mexicana. De igual forma, quedó demostrado que hubo masones que apoyaron a Porfirio Díaz, otros que lo combatieron para buscar la transición electoral o la revolución política, liberal, social por medios violentos o que buscaron la paz, e incluso los que pactaron con el clero católico para derogar las Leyes de Reforma de la época juarista, y los que trabajaron por redimir al pueblo o los que favorecieron o pugnaron contra la intervención extranjera.

Aparte, pudo revisarse la visión que la historiografía masónica ha tenido por más de 100 años acerca de la Gran Dieta Simbólica, a la que se ha acusado de ser la causa de los grandes males de la masonería en México de finales del siglo XIX, sin considerar que a ella se debió la estabilidad del país, en una época en la que las divisiones masónicas podían provocar disputas armadas, debido principalmente a que varios dirigentes de las grandes logias eran a su vez gobernadores de estado y miembros destacados del ejército. Además, la Dieta permitió unificar dos vertientes escocesas, la del Supremo Consejo de México que buscaba la gobernabilidad del país y la del Gran Oriente que quería la democratización de la masonería y la secularización y educación de la sociedad. La Dieta permitió que ambos proyectos se consolidaran entre 1893 y 1895, cuando no sólo unió a los gobernadores escoceses bajo un solo proyecto, sino que incluyó a la mujer y en algunos casos prescindió del uso de la biblia en sus rituales.

No obstante, quedó claro que, desde el extranjero, bajo la excusa de la defensa de la masonería regular, infiltraron las logias, las obediencias y el Supremo Consejo, y que lograron incluso que el presidente de la república Porfirio Díaz renunciara a la Dieta y perdiera su cohesión, y finalmente la extinguieron en 1901. Lo que es significativo, porque de ese año y hasta 1911 varios indicios apuntan a que la caída de Díaz y la llegada de Madero, estaría incitada desde fuera del país por disputas comerciales internacionales.

Por supuesto, el análisis sugiere preguntas que dejaremos sin respuesta, aun así, con el breve recuento de las diferentes posturas políticas que adoptaron los masones, lo que resulta evidente, es que sus coaliciones y traiciones definieron el destino del país.

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