Un tuit de la presentadora de Televisión Española (TVE) Raquel Martínez sobre los denominados “chemtrails” provocó este artículo de eldiario.es que niega el fenómeno.
Chemtrails es la manera popular de llamar a las estelas nubosas que
dejan en el cielo los aviones no se sabe con qué intención. En el post
del periódico on line se insiste en que todos los rastros que dejan los
aviones son sólo estelas de condensación.
Lo cierto es que hay una ciencia nueva que estudia cómo combatir el cambio climático por medios técnicos y se llama geoingenería (en 2009 publiqué un capítulo amplio sobre ello en mi libro La salud que viene)
y muchos proyectos consisten en crear nubes artificiales con elementos
químicos que disipen la radiación solar y así conseguir que el planeta
se enfríe. Puede parecer ciencia ficción pero no lo es.
El artículo de eldiario.es, firmado por Enrique Sánchez Sánchez,
profesor de Física de la Tierra en la Universidad de Castilla-La Mancha
cita la geoingeniería, de hecho, aunque sólo de pasada.
Es muy difícil saber si esos días en los que vemos cómo el cielo se cubre de nubes artificiales creadas por varios aviones
al mismo tiempo y que son persistentes (al contrario de las nubes de
condensación cuyo rastro desaparece rápido) asistimos en parte a los
experimentos de la geoingeniería.
No hay transparencia en torno a esas técnicas pero existir existen.
Esos experimentos se hacen. Por ejemplo, está el Stratospheric Controlled Perturbation Experiment (SCoPEx) de la Universidad de Harvard, patrocinado entre otros por Bill Gates, que entra dentro de la modalidad denominada Inyección Estratosférica de Aerosoles (SAI,
por sus siglas en inglés), es decir, generar nubes artificiales que
imitación el polvo volcánico, formado por azufre cuyas partículas cuando
hay una erupción permanecen durante día suspendidas en el cielo y no
dejan pasar la luz solar.
Si queréis entender qué es lo que piensan algunos impulsores de la geoingeniería es imprescindible que veáis el estudio científico que recoge con más detalles proyectos de ingeniería climática. Es un trabajo de 944 páginas realizado por un extenso panel de científicos e
investigadores denominado Policy Implications of Greenhouse Warming: Mitigation, Adaptation, and the Science Base (Implicaciones
de la política del calentamiento por efecto invernadero, mitigación,
adaptación y base científica). Esta es la base de la “nueva ciencia
climática”.
La Administración Trump tiene un historial de conexiones con varios
geoingenieros que incluyen al anterior director de la petrolera Exxon, Rex Tillerson (hoy Secretario de Estado) cuya empresa ha promovido durante décadas el debate en pro de la geoingeniería; Newt Gingrich,
anterior vocero y actual confidente del propio Trump, quien ha hecho
lobby a favor de las técnicas de “gestión de la radiación solar” (SRM,
por las siglas en inglés de Solar Radiation Management) y tiene
un proyecto de geoingeniería en el American Entreprise Institute con
financiación de la industria de los
combustibles fósiles; y el
geoingeniero David Schnare, quien ha expuesto planes muy detallados en audiencias del Congreso estadounidense sobre cómo iniciar las pruebas de SRM.
Más de 100 científicos, escritores de ciencia y políticos se
reunieron en Washington el 24 de marzo del año pasado para discutir el
entusiasmo creciente en torno a la tecnología de geoingeniería y en
concreto SRM, que promueve la posibilidad de bajar la temperatura global desviando la luz solar.
Esta tecnología se ha discutido durante años de manera teórica pero
el interés en investigarla y desarrollarla ha crecido significativamente
en el último decenio.
Sus impulsores recibieron un aliento inesperado en París al final de
2015, cuando los gobiernos se comprometieron a mantener el aumento de la
temperatura por debajo de los dos grados centígrados antes del año 2100.
La geoingeniería es tan real que existe una prohibición de Naciones Unidas sobre la misma que fue adoptada por consenso de 193 gobiernos en 2010 durante la reunión del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB).
Así que no sé si los chemtrails existen pero que existe la
geoingeniería y que sus proyectos son muy similares a lo que se conoce
popularmente como chemtrails es indudable.
Miguel Jara
miércoles, 13 de marzo de 2019
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Existe la geoingeniería y sus proyectos son muy similares a lo que se conoce popularmente como “chemtrails”
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